El Valencia Club de Fútbol debía vender antes del 30 de junio para intentar equilibrar sus frágiles cuentas, marcadas ya como pérdidas al inicio de año. El objetivo no era otro que sacar a futbolistas con más cartel como Gonçalo Guedes o incluso Carlos Soler o José Luis Gayà, aunque las ofertas esperadas no han llegado.
La única salida que se ha producido es la de Jorge Sáenz, futbolista que ha pasado con más pena que gloria por el Valencia y que ha recalado en el Leganés. La situación es tan crítica que el Valencia no puede ni siquiera anunciar la renovación de Giorgi Mamardashvili cerrada hace semanas.
El balance de pérdidas roza los 70 millones de euros, la mayor cifra desde la llegada del máximo accionista Peter Lim. Así, la considerada por aquel entonces como la mayor transacción del fútbol mundial está totalmente bloqueada y sin rumbo alguno.
Y es que, mientras siguen sonando nombres desde Italia ya que Gennaro Gattuso se reúne con varios futbolistas, la situación del Valencia se ha complicado más todavía. En esta tesitura económica, el margen del Fair Play Financiero se reduce de manera considerable.
La vida del Valencia Club de Fútbol gira entre un Peter Lim desaparecido en combate, un estadio sin hacer y que todavía sigue encallado y un proyecto deportivo cogido con pinzas.