Su viaje ha sido una primera toma de contacto con las partes implicadas en el conflicto, aunque no visitó la franja de Gaza ni se entrevistó con ningún miembro del movimiento islamista Hamas, grupo considerado por EEUU y la UE como una “organización terrorista”.
En su última etapa en la región, Clinton se reunió ayer en Ramala con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el moderado Mahmud Abas, y otros funcionarios palestinos, después de hacerlo el pasado martes con los máximos dirigentes israelíes en Jerusalén.
En la ciudad cisjordana Clinton reiteró su determinación de promover la creación de un Estado palestino y aseguró que la paz en Oriente Medio no puede sufrir “más retrasos”.
“Somos conscientes de lo que está en juego y lo importante” que es ofrecer “esperanza” a los palestinos de que algún día tendrán un Estado “libre, independiente y próspero”, afirmó en rueda conjunta con Abas.
Tras participar el lunes en Egipto en una conferencia de donantes para la reconstrucción de Gaza –devastada en la última ofensiva militar israelí”, Clinton advirtió de la necesidad de que se abran los cruces de la Franja palestina para permitir la entrada de la ayuda humanitaria necesaria.
Después de mostrar el martes en Jerusalén comprensión por las razones de “seguridad” esgrimidas por Israel para mantener cerrados los pasos, Clinton dijo ayer que la apertura de las fronteras de Gaza podrá pavimentar las condiciones para que se pueda poner en práctica una solución en la que haya dos Estados.
La jefa de la diplomacia de Estados Unidos también tuvo palabras de condena a la expansión de asentamientos judíos y la política israelí de demoliciones de viviendas palestinas en Jerusalén Este.
“Claramente este tipo de actividad no es útil y contraviene las obligaciones adquiridas en la Hoja de Ruta”, dijo Clinton al referirse al estancado plan de paz elaborado por la comunidad internacional hace más de cinco años.
Y dio un nuevo espaldarazo a Abas y al primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina, Salam Fayad, cuyo ejecutivo tiene su sede en Cisjordania, y al que calificó de “único gobierno legítimo de los palestinos”.