Casi cinco años después de que la joven sevillana Marta del Castillo fuera asesinada en la capital andaluza, a finales de enero de 2009, la que supone al menos la quinta búsqueda del cuerpo que emprende la Policía Nacional ha vuelto a romper la esperanza, a decir otra vez que no.
Han sido 26 horas de excavaciones en la finca Majaloba, en la localidad de La Rinconada, donde el asesino confeso, Miguel Carcaño, dijo en su última versión que estaba enterrado el cuerpo.
La búsqueda ha seguido fundamentalmente el recorrido de una tubería que se estaba instalando en aquella fecha, primero en los dos puntos clave donde marcó el georradar y después donde dijeron los operarios de la empresa que había zanjas de control abiertas en aquel fatídico 24 de enero de 2009.
Antonio del Castillo, padre de la joven, no se ha separado ni un momento de la excavadora que abría la tierra en las zonas indicadas.
La madre, Eva Casanueva, siempre prefiere seguir las búsquedas desde casa, mientras que el abuelo, José Antonio Casanueva, ha vuelto a demostrar la templanza y paciencia de la que hace gala, atendiendo a los medios sin descanso. No se le recuerda una mala palabra ante una prensa a veces demasiado insistente, a pesar de apenas poder dormir durante la noche.
A lo largo de la búsqueda, la esperanza se transformaba en desesperanza y el ánimo en desaliento. Todo empezaba a ser para nada, a pesar de las esperanzas depositadas en el georradar, aparato que analizó el terreno del maizal (ahora sin siembra) en dos ocasiones, en verano y a finales de septiembre.
Este aparato había sido de gran ayuda en el esclarecimiento de los hechos de otro caso similar, como fue la desaparición de los niños Ruth y José en Córdoba, y eso daba mucha esperanza.
En sus caras se refleja el decaimiento de una familia que ha visto cómo se esfumaban las opciones de hallar el cuerpo de nuevo, tras las búsquedas en el Guadalquivir, en un vertedero, en un descampado de Camas, en la llamada Ruta del Agua y ahora en la finca Majaloba, que ya se convierte en un punto más de la lista.
La chapa que José Antonio Casanueva lleva en su pecho recuerda el lema de la Plataforma que crearon, "Todos somos Marta", al que no le falta razón, ya que es un caso que ha conmocionado a la sociedad hasta tal punto que numerosos curiosos se acercaban al lugar para desear suerte, con la esperanza de que esta vez fuera la definitiva.
La delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, ya dijo a Efe que la sociedad española necesita saber que los cuerpos y fuerzas de seguridad siguen buscando e investigando en casos como éste.
La Policía, en un trabajo incansable a lo largo de los años, depositó su confianza en la última versión de Carcaño, ya que vio indicios suficientes para excavar en busca del cuerpo.
De hecho, no esperaron más y en cuanto recibieron el informe del georradar empezaron a trabajar. Fue el martes, por la tarde, en una jornada que duró hasta la noche, apoyándose incluso en las luces de la excavadora y de un furgón policial situado en la carretera. Ayer la jornada fue de otras trece horas.
Para ellos las cosas cuadraban. Una gasolinera cercana, luces al lado de la finca (de una empresa colindante) y una torreta. Esos datos eran los que recordaba Carcaño de aquel día, según les había dicho en su séptima versión de los hechos.
La celeridad en comenzar los trabajos, que han contado incluso con agentes a caballo y un helicóptero, hizo pensar que se estaba cerca de hallar lo que tanto se había buscado.
Esa expectación se demuestra en la numerosa presencia de medios de comunicación, algunos con efectivos por duplicado o triplicado, entre los que se disparaban los rumores y se sucedían los directos.
Entre esos rumores, las especulaciones en torno a un cascote y la malla de obra naranja que se había encontrado en una de las zanjas, ya que Carcaño citó una semejante en sus declaraciones ante la Policía. Se trataba de aferrarse a un clavo ardiendo, ya que parece normal que aparezcan en un lugar donde se han hecho obras.
Para seguir una actuación tan importante, la Policía debió pensar que los medios de comunicación mejor desde lejos y los desplazó a una zona lateral del otro arcén de la carretera, desde la que poco se puede ver, grabar o fotografiar.
Ni con un pequeño "dron" (vehículo aéreo no tripulado) en el que iba instalada una cámara se pudo grabar desde cerca los trabajos, ya que su vuelo duró apenas los diez segundos que tardaron los agentes en llegar hasta su propietario para obligarle a detenerlo.
La búsqueda en Majaloba parece ya un capítulo más. Otro de la búsqueda más deseada por familia, Policía y ciudadanos. Otro en el que el resultado vuelve a ser no, pero que seguro no acabará con la lucha de una familia que espera poder decir algún día "esta vez sí".