Cambiar lo que entendemos por verano o invierno, por frío y calor, será necesario en los próximos años debido al efecto del cambio climático, especialmente en la zona mediterránea, donde serán una constante la "extremización de los fenómenos extremos" y la tropicalización o aumento de la temperatura del mar.
Así lo considera la directora del área de Meteorología y Climatología del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), Samira Khodayar, en una entrevista con EFE donde asegura que "ya estamos viendo" el incremento de intensidad, extensión, severidad e impacto sobre la salud de lluvias, olas de calor y frío o temporales de viento.
"La precipitación media acumulada de la Península Ibérica desciende claramente y la previsión es que siga bajando en el futuro", explica Khodayar, que añade, sin embargo, que cada vez es más frecuente que en la cuenca mediterránea llueva "con más intensidad en menos tiempo".
TROPICALIZACIÓN: EL MAR PODRÍA CALENTARSE HASTA 3,5 GRADOS MÁS
A esta "extremización de los fenómenos extremos" se suma el fenómeno al que la meteoróloga se refiere como tropicalización, es decir, un aumento de la temperatura del mar que, en el caso del Mediterráneo, desde 1982 y hasta la actualidad, ya ha alcanzado los 1,6 grados, una cifra que "puede parecer poco, pero no lo es".
"Afecta a la flora y fauna del mar, a su química, genera migraciones de especies, desaparición de hábitats, impactos en las zonas continentales próximas e incluso en sectores socioeconómicos como la pesca", detalla.
Los escenarios futuros, añade, "dependen del nivel de emisiones que liberemos": de seguir como hasta ahora, el aumento medio de temperatura del mar sería de 2,6 grados a mitad de siglo pero "el peor de los escenarios", con "consecuencias catastróficas", sería el de que esta cifra alcanzara los 3,5 grados.
"REDEFINIR" LAS ESTACIONES
Como consecuencia de esta "nueva normalidad climática", la idea de cuatro estaciones de igual longitud a lo largo del año es ya cosa del pasado, añade Samira Khodayar, que apunta que, "hoy en día, el verano ya es cinco o seis semanas más largo que anteriormente".
Al mismo tiempo, "los otoños son cada vez más cálidos", y los días con temperaturas elevadas aumentan también en inviernos con menos heladas y mínimas más suaves.
"En 2050, probablemente cambiaremos el umbral de las olas de frío y consideraremos que se inician con temperaturas más altas", prevé la directora del área de Meteorología y Climatología del CEAM -organismo dependiente de la Generalitat Valenciana-, además de que a mediados de siglo haya "una media de quince días menos de mínimas bajo cero en el centro de España".
Lo que hoy conocemos como ola de calor será, asegura, más frecuente e intenso, si bien también tendremos que "redefinir" este concepto y considerar las temperaturas que hoy entendemos como fuera de lo normal como parte de la "nueva situación".
OLAS DE CALOR MARINAS Y REVENTONES TÉRMICOS
Y todo ello no solo en la tierra sino también en el mar, donde se generalizarán e intensificarán las "olas de calor marinas", es decir, periodos prolongados de temperaturas muy altas de una región de agua.
"Las costas de la Comunitat Valenciana, Cataluña, el sur de Francia y Baleares son una de las zonas en las que registramos mayores temperaturas del agua este verano" pasado, apunta Khodayar, que recuerda el estío de 2022 como "una anomalía" por exceso de calor en el mar que "empezó en mayo y continuó hasta enero de este año".
En concreto, en verano de 2022 se dieron unos 80 días con registros por encima de los 27 y 28 grados en el mar, mientras que cerca de Baleares las temperaturas llegaron a estar "cerca de los 30".
"En el futuro esto será cada vez más frecuente e intenso y la severidad de estas olas va a llegar a ser hasta 40 veces superior a lo que conocemos ahora mismo", destaca a EFE la meteoróloga, que indica que el futuro de estos fenómenos, que "pueden generar muertes masivas de bancadas de peces", apunta a que viviremos en una "permanente ola de calor marítima".
250 MILLONES DE AFECTADOS POR LA SEQUÍA EN 20 AÑOS
Todo ello, además, en un contexto de sequía generalizado, en el que España "va a ser una de las zonas europeas más afectadas" por la falta de agua, si bien "la sequía en la Península Ibérica no es el futuro, sino el presente que ya estamos viendo": en un plazo de 20 años habrá 250 millones de personas "pobres en agua", una realidad que terminará generando "migraciones climáticas".
"No pensamos que estemos en esta situación pero, en un tiempo, las condiciones de Madrid se van a parecer a las de Marrakech", asegura Samira Khodayar.