Algo se mueve en la política nacional. Al anuncio de dimisión ayer de Adriana Lastra, la teórica número 2 del PSOE, se suma hoy
la renuncia de la fiscal general del Estado, la exministra socialista María Dolores Delgado. En ambos casos, por motivos de salud.
Lastra alega un embarazo de riesgo, y Delgado, problemas en la espalda tras una operación quirúrgica. Ambas han sido puntales en la acción política de Pedro Sánchez. Pero tras la derrota electoral en Andalucía y las malas perspectivas electorales que reflejan las encuestas,
Sánchez parece haber empezado a reaccionar.
Porque no son pocos quienes creen ver en estas dos bajas tan sensibles un intento de lavado de cara del círculo más íntimo del presidente del Gobierno, que se completará el próximo sábado en un
Comité Federal del partido convocado de urgencia.
También se está moviendo algo en el socialismo valenciano, y más concretamente en el alicantino:
Francesc Sanguino, el portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de Alicante, ha presentado su dimisión. Esta decisión se produce tras un fin de semana de tensión en las filas del PSPV alicantino. Sanguino había denunciado al partido una rebelión interna del sector afin al exsenador Ángel Franco.
Sanguino había pedido también la destitución de
tres de sus cuatro asesores y el cese de Trini Amorós como portavoz adjunta del grupo municipal. Ya el lunes por la mañana el secretario general del PSPV, Ximo Puig, reaccionaba y en vez de respaldar a quien fuera su apuesta para la alcaldía alicantina, dejaba caer una premisa: un político siempre debe anteponer el interés general al particular.
El portavoz socialista, vista la ausencia de apoyo por parte de la directiva regional,
parece haber tomado la decisión de abandonar su cargo. Sanguino mantendrá, eso sí, su puesto como concejal en el consistorio de la capital alicantina.