Gary viajó de Bombay a Torremolinos hace más de 30 años. Su mujer llegó un tiempo más tarde y su hija nació en el municipio. Regenta una de las tantas joyerías del centro de Torremolinos y, desde el pasado jueves, celebra junto a su familia y amigos la entrada del nuevo año hindú, el Diwali.
La comunidad de hindúes más importantes de la provincia está en Torremolinos y Benalmádena, con más de 500 practicantes de esta religión. La mayoría de ellos son dueños de comercios de venta al por mayor o joyerías en Torremolinos, Fuengirola, Benalmádena o Marbella.
La celebración, una de las más importantes para esta comunidad, conmemora el regreso de Rama de su exilio tras vencer al demonio Ravana. El pueblo reaccionó con un gran entusiasmo e iluminó la ciudad con lámparas de aceite, de ahí que la festividad también se conozca como Festival de las Luces.
Celebración
A lo largo de los cinco días que dura esta fiesta, los hindúes limpian su casa y encienden las lámparas de aceite. El tercer día es el más importante, aquel en el que rezan a Lakshmi, diosa de la prosperidad y la riqueza, mientras las puertas y ventanas de las casas están abiertas de par en par esperando que entre para dejar su bendición para todo el año comercial. Cuando ya está todo listo, puede comenzar la fiesta, protagonizada por la comida y bebida que comparten junto a sus familiares y amigos. “Son días de viajes para reunirnos con nuestros familiares que están lejos. Compartimos comida, dulces y bebida con nuestros amigos, nos hacemos regalos, estrenamos ropa nueva y nos deseamos un Feliz Diwali. Son días muy especiales.”, cuenta Gary.
Los rezos comienzan en casa, con la familia, para trasladarse después a la tienda. La noche es el símbolo de que puede comenzar la fiesta, que tiene lugar en el templo de Benalmádena, donde se reúnen todas las familias para pasar un buen rato.
Sunil, representante de la Comunidad en la Costa del Sol, alude a la buena convivencia que siempre ha existido en esta comarca, que permite que se celebren este tipo de festividades en la calle. “Nunca ha existido ningún problema desde que estamos aquí.”, aclara.
A pesar de que los hindúes se han dedicado tradicionalmente al comercio, las nuevas generaciones llegan pisando fuerte. “Los niños ya no quieren estar detrás de un mostrador durante horas, regateando con los clientes para conseguir el producto más bajo. Ahora estudian medicina y carreras que les aseguren un futuro fuera de las tiendas”, explica Sunil.
Trabajen en una tienda o en la consulta de un hospital, la comunidad hindú forma parte de la cultura torremolinense. Con la celebración del Diwali, las calles de Torremolinos se llenan de color, música y alegría durante un tiempo y permite conocer a los demás ciudadanos las desconocidas tradiciones de otros vecinos con los que comparten su día a día en un municipio multicultural.