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Torremolinos

Magnífico balance de la Semana Santa en Torremolinos

La brillantez de los desfiles procesionales y la masiva afluencia de visitantes al municipio, principales características de estas fechas

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La brillantez de los desfiles procesionales y la extraordinaria asistencia de público a los mismos, en consonancia con la también masiva presencia de turistas en Torremolinos durante estas fechas de Semana Santa, marcaron este esperado período de descanso en nuestro municipio, donde al pleno disfrute de las procesiones se sumó también el tiempo soleado y las agradables temperaturas, que propiciaron una importante afluencia a nuestras playas y una gran actividad en todo el centro comercial.

 

El Trono que portaba la Imagen de Jesús a su Entrada en Jerusalén, la popular "Pollinica", el Domingo de Ramos, realizó un brillante recorrido en el que tuvo especial relevancia la masiva participación de niños y niñas del municipio, lo que confirmó el profundo apego de las nuevas generaciones a una de las más arraigadas tradiciones del municipio como son los desfiles procesionales.

 

"La Pollinica" inició su recorrido en la parroquia Madre del Buen Consejo, una vez cumplida la Eucaristía y la tradicional Bendición de las Palmas, para la cual la Cofradía había previsto la distribución de centenares de estas palmas adquiridas en Elche.

 

Abrió procesión la Cruz Parroquial, acompañada por dos antorchones y tres monaguillos a los que seguía la Banda de Cornetas y Tambores de las Reales Cofradías Fusionadas de Málaga, tras la cual desfilaron numerosos niños vestidos a la usanza hebrea con palmas rizadas, que conformaban lo que popularmente se conoce como "Escuela de Cofrades", así como un centenar de nazarenos con túnica marfil, capirote azul damasco y palmas medianas.

 

En la comitiva destacó especialmente el Estandarte de la Cofradía, que exhibía bordados realizados en los Talleres de Sebastián Marchante, seguido de un nutrido grupo de vecinos, quienes también portaban las típicas palmas de esta jornada de júbilo por la llegada de Jesús a Jerusalén.

 

La representación municipal estuvo encabezada por el alcalde, Pedro Fernández Montes, a quien acompañaban la mayoría de miembros de la Corporación, bajo escolta de miembros de la Policía Local con uniforme de gala, así como representantes de los Cuerpos de Seguridad y de las  hermandades de Torremolinos; la Junta de Gobierno de la Cofradía, el director espiritual y los monaguillos con el incensario.

 

Unos 60 hermanos ejercieron de portadores de la Imagen de "La Pollinica", cuya belleza serena brilló especialmente realzada por un bello exorno floral del Trono, en cuyas cuatro esquinas destacaban detalles compuestos con gladiolos.

 

El acompañamiento musical estuvo a cargo de la Agrupación Musical San Isidro Labrador de Churriana, arropada en su desfile por  gran número de penitentes portando ramas de olivo.

 

Y todo ello en una espléndida mañana en lo meteorológico, que fue afortunadamente la tónica del conjunto de desfiles procesionales, salvo en el caso de los previstas para el Domingo de Resurrección, cuando la lluvia quiso hacer acto de aparición y obligó a reducir sensiblemente el itinerario previsto inicialmente por la Imagen del Resucitado.

 

Antes de ello se cumplió también con gran solemnidad y brillantez la segunda de las citas procesionales en el municipio, la del Martes Santo, cuando ocupaba las calles de Torremolinos la Cofradía Sacramental del Santísimo Cristo de la Sentencia y Nuestra Señora del Calvario en sus Misterios Dolorosos, con sus Santos Titulares, el Santísimo Cristo de la Sentencia, un Cristo cautivo acompañado por grupo escultórico formado por Claudia Prócula, Pilatos, un cicerone, el lector de la sentencia y dos centuriones romanos, y la Imagen de Nuestra Señora del Calvario en sus Misterios Dolorosos,

 

La solemnidad y emotividad fueron las notas características del recorrido del Trono del Cristo, de caoba con orfebrería dorada obra del artista Cristobal Martos, seguido por el que portaba la Imagen de la Virgen del Calvario, que debe su advocación a la zona donde tiene su sede parroquial y que por tercer año exhibió la saya donada por un hermano anónimo confeccionada por Lola Márquez, así como el cinturón donado a la Cofradía por el Taller de Bolillos de la Universidad Popular de Torremolinos.

 

La procesión comenzó a las 20,00 horas en la Parroquia Cristo Resucitado, con la Cruz Guía a la cabeza, a la que acompañaban dos faroles, el Libro de Reglas y dos ciriales, y seguida por una Sección de nazarenos del Cristo vestidos con túnica negra -confeccionadas por hermanas de la Cofradía- y capirotes rojos, con cirios blancos, así como capa de color rojo en el caso de los mandos.

 

La Sección de nazarenos del Cristo también procesionó su Estandarte y, tras la representación eclesiástica, inundó de sentimiento cofrade cada rincón del itinerario el Trono del Cristo, de madera de caoba y orfebrería dorada, obra de Cristóbal Martos, que presenta en todo su perímetro capillas representativas de los doce apóstoles realizadas por el orfebre gaditano Alfonso Berraquero.

 

Escoltado por una Escuadra de Gastadores del Ejército del Aire, el Trono 80 portadores con túnicas burdeos dieron lo mejor de sí para exhibir lo mejor posible toda la belleza y simbolismo de un conjunto en el que destacó un año más, entre otros aspectos, la singularidad del cajillo, realizado en una imitación al mármol con exorno floral en el que predominaban los iris morados.

 

La Imagen del Santísimo Cristo de la Sentencia estuvo acompañada en su desfile procesional por la Banda de Cornetas y Tambores de Fusionadas de Málaga.

 

Le siguió, tras el Guión, flanqueado por dos Faroles y el Estandarte de la Virgen acompañado de dos ciriales con dalmáticas, el Trono en plata de la Imagen de Nuestra Señora del Calvario en sus Misterios Dolorosos, realizado en los talleres de Cristóbal Martos, del que destacó el tren de velas y la estratégica peana que permite realzar al máximo la bella Imagen de la Dolorosa, así como las figuras de un Niño Dios y dos angelitos de José Dueñas que completan la escena.

 

El Trono, con exorno floral a base de lílium y rosas de diversos colores, fue  portado con respeto y buen hacer por 80 hermanos, que vestían túnica verde, idéntico color al de los capirotes del cuerpo de nazarenos, ataviados con túnica blanca, con capa también verde en el caso de los mandos, y el acompañamiento de la Banda Municipal de Música de Torremolinos.

 

En la procesión participaron también los párrocos de las distintas iglesias del municipio, quienes acompañaban al director espiritual de la Cofradía, Juan Manuel Báez Zambrana, Párroco de Cristo Resucitado. Asimismo, en el desfile procesional participó la representación de la Corporación Municipal, presidida por el alcalde, Pedro Fernández Montes, escoltada por miembros de la Policía Local con uniforme de gala, seguida a su vez por los representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Policía Local y Cuerpo de Bomberos de Torremolinos, además de las representaciones de las hermandades del Carmen, San Miguel, San Juan y de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús y la Virgen de los Dolores, entre otras.

 

El cruce de las Imágenes en la Avenida Palma de Mallorca, con el recorrido en paralelo de dicha vía por ambos Tronos, hasta la popular "Fuente de los Caballitos", brindó algunos de los momentos más espectaculares de esta salida penitencial, en la que la gran afluencia de público se hizo también patente en el siempre emotivo recorrido de los tronos por su barrio, El Calvario, donde no faltaron las sentidas saetas, entre ellas las interpretadas por los ganadores del Concurso de Saetas "Ciudad de Torremolinos".

 

Como de costumbre, tanta emotividad llegó también a su máximo nivel en los momentos del encierro, cuya brillantez certificó un espléndido Martes Santo en Torremolinos.

 

El tercer capítulo de los desfiles procesionales del municipio se cumplió igualmente con extraordinaria brillantez el Viernes Santo, cuando la solemnidad se apoderó de las calles del municipio al paso de las Imágenes Titulares de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores, el Primero realizado por el imaginero Paco Palma García en 1937, y la Segunda, atribuida a Paco Palma Burgos, hijo del autor de la Imagen del Cristo.

 

La procesión partió de la Parroquia Madre del Buen Consejo, con la Cruz Guía a la cabeza, acompañada la Banda Municipal de Música de Torremolinos, seguida de una Sección de nazarenos vestidos con túnica y capirotes rojos, con cirios blancos, así como capa blanca para los mandos de la Sección.

 

El Trono de Nuestro Padre Jesús Nazareno, estrenado en 2011 y del que destaca su flamante cajillo de madera totalmente terminado, obra de los hermanos Cubero, de Priego de Córdoba, fue portado por 80 hombres ataviados con túnica burdeos, el mismo color de la túnica de la Imagen del Nazareno, que exhibió su elegancia y serenidad rodeado de detalles de claveles rojos e iris de color morado, y el acompañamiento de la Agrupación Musical San Lorenzo Mártir, de la Cofradía de Viñeros de Málaga.

 

Por su parte, la Sección de la Virgen estuvo encabezada por el Estandarte, al que acompañaron Faroles y demás enseres portados por penitentes que vestían túnica y capirote negros y capa blanca en el caso de los mandos.

 

En el desfile procesional figuraban también los párrocos de las iglesias del municipio, así como representaciones de las hermandades del Carmen, San Miguel, San Juan, Calvario y Sagrario Corazón de Jesús.

 

La Corporación Municipal, presidida por el alcalde, Pedro Fernández Montes, estuvo una vez más ampliamente representada en el cortejo, y junto a la misma desfilaron miembros de la Policía Local con uniforme de gala, completando las representaciones oficiales las de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y Policía Local de Torremolinos, cuerpo éste Hermano Honorario de la Cofradía.

 

Delante del Trono de la Virgen desfiló también la Junta de Gobierno de la Cofradía y señoras ataviadas con la clásica Mantilla, además de monaguillos, acólitos con hachones y el "pertiguero".

 

Excelente fue el acompañamiento musical que aportó la Agrupación San Isidro Labrador de Churriana, perfecto complemento al paso del Trono a hombros de 90 portadores vestidos con túnica negra y seguidos por numerosas promesas de fieles.

 

Momentos especialmente emotivos fueron los de algunas interpretaciones de saetas; el paso por algunas de las calles más emblemáticas del barrio del Calvario y, sin duda, el bello encierro con una Plaza Picasso como escenario ideal para el numeroso público allí presente.

 

Por último, el cuarto y último capítulo de la Semana Santa de Torremolinos se concretó con la salida procesional, el "Domingo de Resurrección", del Santísimo Cristo Resucitado, obra del artista malagueño José Dueñas y perteneciente a la Cofradía Sacramental del Santísimo Cristo de la Sentencia y Nuestra Señora del Calvario en sus Misterios Dolorosos, y la Imagen de la "Virgen de la Estrella", una Imagen de Gloria encargada también por la Cofradía a los "Talleres Dueñas", cuyo debut procesional tuvo lugar en 2010, portada por 40 hombres de trono que vistieron túnicas blancas.

 

Ambos Tronos, finalmente, tuvieron que ver limitada su exhibición al entorno de la Parroquia, debido a la aparición de una lluvia pertinaz, que obligó a la referida incidencia, sin que por ello este esperado Domingo de Resurrección quedara huérfano de momentos de alegría y emotividad por parte de portadores y público, deseoso de disfrutar de esta última jornada de la Semana santa.

 

Este "lunar" en lo meteorológico fue la única incidencia negativa destacada de unas fechas en las que Torremolinos ejerció de nuevo como líder turístico, ya que, al margen de los estrictamente religioso, el municipio brilló también por sí mismo como destino de decenas de miles de visitantes, muchos de los cuales pudieron ver cumplido su deseo de incluso tomar algún baño en la playa.

 

Fue, en fin, el extraordinario colofón a una Semana Santa en Torremolinos que cada año va ganando en belleza y personalidad, reforzando el compromiso del municipio con esta ancestral expresión de fervor religioso a la que se suman la espectacularidad y brillantez de unos desfiles procesionales consolidados también ya como un atractivo turístico de primer orden.

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