Desde que el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, de Vox, anunciara el pasado 12 de enero la puesta en marcha de medidas como la escucha del latido fetal y las ecografías 3D/4D para evitar las interrupciones del embarazo, en España solo se habla del aborto, pese a que la tasa media de la última década ha sido de once abortos por cada 1.000 mujeres de 15 a 44 años. Los de Santiago Abascal vuelven a marcar la agenda política, hasta el punto de que han sumido a su socio de Gobierno, el PP en un agrio debate y han hecho tambalear el Ejecutivo regional, poniendo el acento en un asunto que no constituye el verdadero problema. Ha funcionado la nueva trampa ideológica montada a raíz de la reforma impulsada por PSOE y Unidas Podemos de la ley actual para eliminar la exigencia del consentimiento paterno en las menores de 16 y 17 años, que reintrodujo el Gobierno de Mariano Rajoy en 2015, sin que se haya abierto el debate que afecta a la mayoría social: la calidad de la educación sexual, por un lado; y, por otro, la caída de la natalidad.
Respecto a la formación, la Asociación Española de Pediatría, la Sociedad Española de la Medicina de la Adolescencia y la Sociedad Española de Infectología Pediátrica advierte de que las conductas sexuales de riesgo no solo provocan embarazos no deseados, sino también abusos y frustración en las relaciones, así como un serio problema de salud pública: en los últimos años, entre 2016 y 2019, se ha duplicado el gonococo, la clamidia y la sífilis. Y slertan de que más del 50% de los adolescentes de entre 14 y 17 años ven regularmente porno en internet, “lo que les familiariza con las prácticas de riesgo y contribuye a una descontextualización de la sexualidad”. Es preciso, por lo tanto, tal y como recomiendan, una educación sexual global, donde se transmita el respeto a sí mismo y al otro y, por lo tanto, poder pensar en protegerse y proteger al otro”, tanto de las infecciones de transmisión sexual, como evitar embarazos no deseados.
En cuanto a la caída de la natalidad, hay dos fenómenos que, a tenor de los posicionamientos de Vox, PSOE y Unidas Podemos, y el atolondramiento del PP, no inquietan a los partidos políticos con mayor representación en las instituciones: la dificultad de los jóvenes para acceder al empleo y la imposibilidad de emanciparse hasta casi los 30 años, por un lado; y las trabas con las que se encuentran las mujeres para concebir y no ver perjudicada su carrera profesional, por otro. A ello, hay que sumar el coste de la vida: los jóvenes destinarían el 79% de su sueldo a pagar el alquiler si quieren vivir solos, según el último Observatorio de Emancipación elaborado por el Consejo de la Juventud de España, lo que reduce a la mínima expresión los ingresos disponibles para embarcarse en el (feliz pero) sacrificado proyecto de formar una familia.
Ignoro si la reforma de la ley del aborto saldrá adelante o no, aunque considero que de supuestos de 1985 es preferible. Pero no perderé un segundo valorándola, en cualquier caso. La lucha que debemos librar es la conquista del derecho a ser padres y madres sin que suframos consecuencias sociales y laborales.