Esta semana ha arrancado el curso escolar para los niños de Extremadura y el lunes empiezan el resto de españoles. La vuelta al cole supone un duro cambio en sus rutinas, especialmente para aquellos que se incorporan por primera vez, y los pediatras aseguran que en algunos casos puede provocar una crisis de adaptación "parecido al síndrome postvacacional de los adultos".
Los niños pueden llegar a tener cierto nerviosismo y estado de ansiedad cuando les toca volver al colegio. Hay que pensar que llevan desde junio sin horarios fijos, menos preocupaciones y responsabilidades y en ambientes diferentes al que se van a encontrar en la escuela, reconoce la Sociedad Española de Pediatras de Atención Primaria (SEPEAP).
Además, el cambio puede ser "más acusado en niños pequeños" que inician su periodo escolar, en aquellos que más han variado en verano sus rutinas, en los que cambian de centro y compañeros o incluso aquellos que simplemente cambian de etapa en la escuela.
En estos casos, los menores deben adaptarse al contacto con nuevos profesores, el conocimiento de nuevos compañeros, las nuevas asignaturas y, en ocasiones, hasta a un nuevo colegio.
PADRES Y PROFESORES, UN BINOMIO CLAVE
Para que la vuelta a la rutina escolar sea menos traumática, los pediatras consideran clave el apoyo del binomio padres-educadores para "transmitir una impresión positiva de lo que representa la vuelta al colegio".
En una o dos semanas la mayoría de los alumnos se suelen adaptar a la normalidad escolar. Pero algunos pequeños pueden tardar algo más, por lo que es necesario "tener paciencia y tranquilidad, sin exigirles mucho y ofrecerles algo más de margen de tiempo para recuperar el ritmo, ya que cada niño tiene su medida del tiempo. Siempre será mejor evitar las dichosas comparaciones".
La mejor forma de ir adaptándose antes del cambio sería ir progresivamente aplicando rutinas que dan confianza y seguridad a los estudiantes. También es bueno programar las actividades extraescolares del menor, implicándolo y buscando su colaboración.
"Hay que pensar que ellos necesitan tiempo para descansar y para jugar, y no es bueno sobrecargarles de obligaciones. La actividad física cotidiana, practicar algún deporte, ayudará a estar en forma, tanto a nivel de cuerpo como de mente", han explicado.
AJUSTAR LOS HORARIOS ANTES DEL PRIMER DÍA DE CLASE
Los horarios son uno de los aspectos fundamentales para una buena adaptación del niño al colegio, al horario escolar, siendo conveniente que se pongan en marcha unos días antes de que llegue el primer día de su escolarización y, a poder ser, de mutuo acuerdo.
La hora del despertar de cada mañana es uno de los momentos que más conflictos provoca, y se debe ir instaurando de forma progresiva, para que el organismo se vaya acostumbrado al nuevo despertar dos o tres días antes del comienzo.
Y lo mismo sucede con el momento de irse a la cama, para lo que puede ser útil indicarles a los hijos que se acuesten o acostarlos cada día un poco antes, para que se levanten por la mañana con el tiempo necesario para asearse, desayunar y salir para el colegio. "Un sueño reparador es esencial a estas edades", ha explicado Inés Hidalgo, responsable del grupo de Sueño de la SEPEAP.
Otros horarios que han que recuperar son los relacionados con las comidas y el consumo de televisión, videojuegos o tecnología. "Hay que recordar que los hijos no deben tener televisor, ni ordenador en su habitación", apunta Jesús García Pérez, del grupo de Pediatría Social de esta sociedad científica.
Este experto reconoce que las nuevas tecnologías son recursos "muy útiles para ocio o para trabajar" pero se deben compartir con la familia. "De esa forma se puede evitar el posible aislamiento del hijo y se puede ejercer un control de estos, ante un posible uso inadecuado de los mismos", según este experto, que recomienda ajustar los horarios de estudio y descanso al iniciar el curso.
A COMER DE TODO
Por otro lado, los pediatras también hacen hincapié en la necesidad de tener una alimentación completa y variada, para lo que el día debe "empezar con un desayuno completo". Diversos estudios relacionan la falta de rendimiento escolar en aquellos alumnos que no desayunan o lo hace de forma insuficiente.
"Es un hábito que nunca se debe perder y, si se ha relajado esta costumbre en verano, es buen momento para retomarla positivamente. No se deben perder comidas, ni comer más de la cuenta. Los excesos también se pagan", han explicado.
Además, recuerdan la importancia de llevar al día la vacunación de los menores, ya que los colegios son espacios con gran número de personas y, por tanto, con gran exposición a diferentes riesgos de virus y enfermedades.