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Sevilla

11 de febrero: el día en el que la ciencia reivindica el papel de la mujer

El Día internacional de la niña y la mujer en la ciencia es una jornada en la que se reivindica la igualdad también en la carrera investigadora

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Entre Charo y Marta hay 35 años de diferencia. Un tiempo en el que, sobre todo Charo, ha sido testigo de los cambios que han contribuido a una mayor presencia de la mujer en la ciencia. Este jueves, se celebra el Día Internacional de la niña y la mujer en la ciencia. Una jornada marcada en la agenda internacional desde hace seis años con un propósito: impulsar las vocaciones científicas entre las mujeres.

Los últimos datos oficiales señalan que sólo dos de cada diez cátedras están ocupadas en Andalucía por mujeres; y que ni un 30% de los grupos de investigación están liderados por científicas. Unas cifras que no son exclusivas de Andalucía. Son parte de una radiografía global compartida.

Aunque la realidad es tozuda y evidencia que, a medida que se va escalando en la carrera investigadora, a las científicas les cuesta más llegar, tanto Marta como Charo reconocen que esa realidad ahora es bien distinta a hace tan sólo unas pocas décadas. Coinciden, además, en señalar cuáles fueron los elementos que las empujaron a iniciar una carrera investigadora: la familia, la educación en igualdad y, sobre todo, los profesores que se cruzaron en su camino.

Charo Fernández, catedrática de Química Orgánica en la Universidad de Sevilla, asegura: “No me he sentido a lo largo de mi carrera especialmente discriminada por ser mujer, pero soy consciente de que no es la generalidad. Se ha avanzado mucho en igualdad de género a todos los niveles, no sólo en los más básicos, donde es más fácil, sino también en los más altos, donde hay quizás un muro que es más difícil de saltar”. La situación ha cambiado, sí, “pero no al ritmo que debería”.

Los avances no pueden dar lugar al conformismo. Marta Velázquez, con sólo 28 años y ahora doctorando en la Facultad de Química, fue la única de su promoción que se decantó por las ciencias puras. El resto de sus compañeras fueron a carreras puramente de letras o de la rama de las ciencias sociales. Esta joven investigadora confía en que su capacidad y trabajo sean los que determinen su techo en el futuro: “Espero que en el futuro se valore mi currículum de manera objetiva, independientemente de mi género”. Charo fue madre a los 35 años; Marta está centrada en su tesis doctoral. Pero la posibilidad de conciliación de un proyecto de vida con la carrera científica aparece en la conversación. Esta joven no concibe que pueda ser un obstáculo. Charo no lo sufrió, pero insiste de nuevo en que es consciente de que su caso no es la generalidad.

De hecho, después de hacer dirigido más de 25 tesis, esta catedrática reconoce que, una vez terminado ese trabajo, hay que tomar una decisión difícil: la de continuar o no con la investigación. “Los hombres lo resuelven rápido. Las mujeres se hacen más preguntas”.

Este jueves, la Universidad Pablo de Olavide y la de Sevilla (US), a la que pertenecen Marta y Charo, se sumarán a los actos que se organizan con motivo del Día Internacional de la niña y la mujer en la ciencia. En el caso de la de Sevilla, la pandemia obliga a innovar y la acción propuesta es que las investigadoras inunden las redes con fotos en las que muestren el siguiente mensaje: Soy mujer y hago ciencia. Marta y Charo quieren con su testimonio “animar a las niñas a ser valientes y a esforzarse por aquello que les guste”. 

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