El tiempo en: El Puerto

Sevilla

‘Los informes sobre Sarah y Saleem’: Sexo y política…

O cómo una simple aventura sexual entre un hombre palestino, repartidor de pan, y una mujer israelí, dueña de un café, se convierte en un tema de alta política

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai

O cómo una simple aventura sexual entre un hombre palestino, repartidor de pan, y una mujer israelí - dueña de un café al que él suministra, ambos casados con otras personas- se convierte, en la Jerusalén ocupada donde los dos viven, en un tema de alta política. Una aventura, con tórridos encuentros en el interior de la furgoneta del hombre, que nos es mostrada tal cual, sin que sus inicios interesen, lo que, para quien esto firma, es uno de los puntos débiles de una película por lo demás muy notable.

Una película -coproducción entre Palestina, Holanda, Alemania y México, fechada en 2018, de 127 minutos de metraje, segunda en la filmografía de Muayad Alayan, cosecha del 85, escrita, basándose en hechos reales, por el hermano del realizador Rami Musa Alayan, con una tensa e intensa fotografía de Sebastian Bock y una banda sonora, que subraya el dramatismo del relato, firmada por Frank Gelat, Charlie Rismawi y Tarek Abu Salameh, Premio Especial del Jurado en el Festival de Rotterdam- que comienza brillantemente casi en su final cronológico, que tiene desajustes de ritmo en su parte intermedia y que alza vibrante el vuelo en su última media hora.

Y lo alza especialmente cuando las dos mujeres de este cuarteto en un contexto altamente inflamable -una judía y otra palestina, tan diferentes y tan próximas;   enemigas pero, a la postre aliadas: rivales pero mutuamente solidarias- se adueñan de la función. Porque son capaces de mirarse hasta el fondo y entenderse. Porque son capaces de mirar a sus parejas y comprender que no es eso, que no es eso…


Porque tienen la lucidez y la claridad mental, también la generosidad, de no dejarse atrapar por un tramposo escenario patriarcal a dos bandas  -aunque no haya equidistancia alguna y la posición ideológica del director esté meridianamente clara- que quiere ver a terroristas, héroes y traidores-as donde no los hay.

Que quiere ver un asunto de Estado en un affaire extraconyugal, aunque el oprimido sea el que se lleve la peor parte. Porque no hacen concesiones, ni ceden a las presiones, a la hora de retomar sus dignidad y vidas, aunque sea pagando un alto precio. También en el sólido reparto destacan ellas, Maisa Abd Elhadi y Sivane Kretchner.

Que no se les escape.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN