En los mercados de abastos encontramos de todo, desde los productos más frescos en carnicerías, pescaderías y fruterías, hasta lo último en tendencia de moda o decoración. Todo en un equilibrio de calidad/precio más que aceptable.
Pero si hay algo que no tiene precio y que se despacha por toneladas en estos recintos eso es la vecindad, acompañada siempre de la mejor de las sonrisas, el más caluroso de los abrazos y la palabra más amable.
El trato humano es el distintivo de calidad del mercado de abastos frente a las grandes superficies comerciales. El presidente del mercado del Tiro de Línea, Paco Ávila, lo explica así: “ofrecemos un trato personalizado, donde los clientes no son números son nuestros amigos, lo sabes todo de ellos, si el hijo ha aprobado, si ha suspendido, si ha encontrado empleo o si se ha quedado en paro”.
Nos lo cuenta alguien que cada día está tras el mostrador, pero si nos ponemos en el lado de fuera, nos encontramos a María, una vecina de las de “toda la vida” de este barrio que asegura es clienta del mercado “desde que lo hicieron”, es decir desde hace ya cincuenta años. Para ella ir a hacer la compra a la plaza es su desahogo porque “se engancha una y se echa el ratito porque todo trabajar no puede ser, porque yo ahora entro en mi casa y ya hasta mañana”. “A mí me gusta -cuenta, yo llego al pan y me pongo a hablar con la del pan, me pongo a hablar con el de la verdura, con el del pescado ...les pregunto ellos me preguntan y así paso el tiempo”. Eso sí, María va “ a lo seguro”, a aquellos puestos que conoce “y les protesto; en un supermercado no puedo protestar pero aquí me conocen y saben cómo me gustan las cosas”.
Trato y confianza
Igual le ocurre a María Luisa Pérez, presidenta de la Asociación de Vecinos del Tiro de Línea, quien además por su liderazgo en el barrio se entretienen aún más con unos y otros porque así conoce mejor las necesidades e inquietudes de sus vecinos. Con ella hacemos este recorrido por la plaza con una parada especial en el puesto de Manolo Rodríguez “el de la carne”, dice ella. Manolo subraya “el trato con el cliente, la confianza que tienen nosotros depositada porque le damos siempre el mejor producto al mejor precio y sabe que lo que se lleva es bueno seguro y además producto fresco. No es lo mismo coger en el supermercado una bandejita de carne “picá” a que te la piquemos nosotros en el momento, o los rellenos para estas fechas, que todo lo hacemos con lo que el cliente elige, a su gusto”.
En el pescado, lo mismo. La pescadera, Sandra Erosa, ve a María o a su vecina María Luisa y ya sabe lo que cada una quiere. “De momento le dices mira hoy tengo esto que te gusta, te lo puedo arreglar de esta forma que te va a salir mejor. No es lo mismo cuando vas a otro sitio donde no te conocen y ni tú mismo sabes cómo lo quieres”.
Uno y otra han aconsejado lo mejor a sus clientes para estas fiestas y nosotros nos hemos beneficiado de sus consejos, sabiendo que en el puesto de la fruta la piña es lo más digestivo que nos podemos llevar para los atracones propios de estas fechas y, si no le importa demasiado no comer marisco ahora, haga como Inma, que lo consume todo el año y ahora cocina un pescado más común para que el bolsillo no se resienta.