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‘La sombra de la ley’: Los infelices 20

Los años 20 en España están lejos del charleston: época de caciquismo político y una sociedad polarizada entre proletarios desarraigados y señoritos burgueses

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Los años 20 en España están lejos del charleston, son una época de caciquismo político y de una sociedad polarizada entre proletarios desarraigados y señoritos burgueses. La Iglesia aún mantiene su poder y se niega a perder su peso social, los movimientos anarquistas calan hondo en las capas más humildes, el Ejército intenta cohesionar a esa sociedad profundamente desordenada y polarizada. Aún teníamos el Marruecos español…” Una visión descriptiva, documentada aunque  conservadora,  del blog Diario de un vago histórico.

Dani de la Torre, cosecha del 75, con ‘El desconocido’ (2015) en su haber, describe esta sociedad con una carga mucho más crítica en esta película -de 126 minutos de metraje, con una escritura que deja mucho que desear de Patxi Amezcua, una fotografía ad hoc de Josu Inchaustegui y una banda sonora algo estridente de Manuel Riveiro y Xavier Font- posicionándose en teoría con un proletariado, mayoritariamente libertario,  oprimido por una patronal inmisericorde, cuyas huelgas y manifestaciones pacíficas eran sangrienta y ferozmente reprimidas por el ejército.

Posicionándose en teoría contra unos presuntos servidores de la ley, corruptos, criminales y matones,  a los que se oponen al menos dos honestos. Posicionándose en teoría contra el proxenetismo y una clientela con tantos vicios privados como estatus público.


Posicionándose, en teoría  a favor de las mujeres, en  dos de sus protagonistas principales y antagónicos. Con una factura impecable, un buen diseño de producción y… lamentablemente poco más. Porque todo se queda en pura teoría, con unos personajes esquemáticos y maniqueos, con un pobre homenaje al cine de gánsters  norteamericano, con un relato disperso, con un guión aturrullado y con una dirección del reparto en el que se le hacen flacos favores a sus talentos.

Desprovista de intensidad, ritmo y emoción, ni siquiera hay química entre Michelle Jenner y un Luis Tosar más envarado que nunca. Por no hablar del que interpreta Ernesto Alterio…

En fin. Ustedes mismos…

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