En pocos días se cumplen cuatro años de la desastrosa salida a Bolsa de Bankia y también el plazo para que los afectados puedan reclamar. Acciones que un importante número de clientes de la entidad suscribieron a un “precio único” de 3,75 euros y que al cierre de la bolsa del viernes cotizaban a 1,22euros. Sin duda, la campaña publicitaria que en el año 2011 efectuó Bankia -perteneciente al grupo BFA- en la que se aseguraban importantes beneficios y ninguna pérdida fue la clave para la masiva adquisición de valores. Sin embargo, la imagen de solvencia publicitada por Bankia nada tenían que ver con la realidad.
Los beneficios, 309 millones de euros, resultaron no auditados, supuestos beneficios del que fueron informados los inversores y que sin género de dudas, les llevó a decidirse por la compra de las acciones. Sin embargo el tiempo, que según dicen todo pone en su lugar, mostró la triste y dura realidad a los inversores, cerca de 3.000 millones de euros en pérdidas. La imagen de solvencia de Bankia fue la responsable de tan notoria salida a Bolsa, imagen que se hubiere desplomado de conocerse las pérdidas reales.
Lo cierto es que la entidad engañó de forma deliberada a sus inversores, obligándoles ahora a acudir a la vía judicial para recuperar sus ahorros. Bankia no está dispuesta a asumir su error, a sabiendas de que el tiempo se agota. La ley prevé plazos de prescripción o lo que es lo mismo, que el tiempo para reclamar concluya. El próximo mes de julio se cumplirán cuatro años desde la salida a Bolsa impidiendo que los inversores puedan reclamar sobre la base que hasta la fecha ha servido de fundamento para el éxito de los procesos judiciales ya resueltos.
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