Imaginen por un momento que los jugadores del Betis convocaran una huelga para los tres primeros partidos de Liga en caso de que la entidad verdiblanca no les deje “participar de forma decisoria” en la elección del próximo entrenador y tras haber difundido a través de la prensa deportiva su veto al regreso de Pepe Mel más, como segunda reivindicación, tener también poder decisorio en el fichaje de un nuevo director económico-financiero para llevar las cuentas del club.
Salvando las distancias, esto es lo que han hecho los músicos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) al convocar una huelga para las tres representaciones de la ópera ‘El ocaso de los dioses’, de Wagner, con la que el teatro de la Maestranza tiene previsto cerrar no sólo la temporada lírica los días 14, 17 y 20 de junio, sino también la tetralogía wagneriana ‘El anillo del nibelungo’, ya que en las tres temporadas anteriores ofreció el resto de los títulos de esta monumental composición.
Se trata de una ópera de larga duración (está programada a partir de las 18 horas), que exige un montaje técnico muy complicado (hay que representar un desbordamiento del río Rin, un gigantesco incendio, doncellas nadando y portando el anillo…) que ha sido encargado a Carlos Padrissa (‘La Fura dels Baus’) y que cuenta con la participación de cantantes wagnerianos extranjeros y del coro de la Asociación de Amigos del Maestranza, todos los cuales llevan semanas de ensayos para estas tres funciones de alto nivel y poder de atracción para el turismo cultural.
De consumarse la huelga y obligar a cancelar las representaciones, devolver el dinero a los espectadores que han comprado sus entradas y tener que pagar a todos cuantos intervienen en las mismas, el daño a la marca Sevilla sería considerable, ya que trascendería a todo el orbe operístico, al igual que a las cuentas del Maestranza, cuyo presupuesto ha pasado de los 13,3 millones de euros de 2009 a 8,9 millones de 2014 tras continuos recortes de la aportación de las Administraciones (Ministerio de Cultura, Junta, Ayuntamiento y Diputación), por lo que por primera vez en su historia este año los ingresos por taquilla y otros conceptos y los patrocinios privados han superado (53%) a la financiación pública (47%).
La metáfora futbolística empleada anteriormente se queda corta, ya que los músicos de la Sinfónica nunca convocan una huelga en los conciertos que programa su empresa, la Orquesta Sinfónica de Sevilla S. A., sino en los espectáculos de otra que los acoge y en cuya sede actúan, Teatro de la Maestranza S. A., con el fin de que las consecuencias económicas del conflicto laboral no repercutan en las cuentas propias, sino en las ajenas.
Trasfondo económico
La huelga, por supuestos motivos artísticos y organizativos, se convoca en unos momentos en que los músicos de la ROSS deben sufrir un recorte del 5% en sus retribuciones, en línea con lo acordado por la Junta de Andalucía para todos los músicos de las cuatro grandes orquestas andaluzas como consecuencia de la crisis económica, un sacrificio que también han tenido que realizar los trabajadores de la función pública, que al menos conservan sus empleos mientras que millones de empleados del sector privado han acabado en el paro y el sector privado cultural ha quedado prácticamente devastado tras la retirada de la mayoría de ayudas oficiales.
Esta motivación económica de fondo se trasluce en el argumentario de la huelga difundido en Internet en páginas como ‘salvemoslaross’. Sobre el director de la Sinfónica, Pedro Halffter, dicen que su forma de trabajo “lastra el resultado artístico”. Sus mayores dardos van dirigidos contra la gerente del teatro y de la orquesta, Remedios Navarro, a la que se refieren en estos términos: “Cada año fracasa en su búsqueda de fondos y como no hay plan, el dinero que falta se busca en los bolsillos de la plantilla.
Necesitamos una gerencia a tiempo completo, comprometida con nuestra empresa, que diseñe un plan para equilibrar la constante reducción en las aportaciones de los socios, especialmente de la Junta de Andalucía. No estamos dispuestos a pagar otra vez la falta de nivel de nuestra dirección y gerencia”.
Liceo y Palau
Los músicos lo dejan meridianamente claro: no están dispuestos a pagar el coste de la crisis y la atribuyen a su gerente por ocuparse también del teatro de la Maestranza y no conseguir que la Junta de Andalucía no les haya exonerado de los recortes que también sufren los funcionarios y el resto de trabajadores que aún conservan su empleo, sin reparar en que el Gobierno andaluz, que ha tenido también que recortar en sanidad, enseñanza y obra pública, aporta hoy a la orquesta 1,21 millones de euros menos que hace cinco años y que el fichaje de un gerente exclusivo para la formación musical incrementaría sus costes en al menos 60.000 euros que habría que detraer de los presupuestos de la orquesta.
Tampoco quieren percatarse los músicos de la ROSS de que pese o gracias a la gestión compartida de Remedios Navarro ni la Sinfónica ni el Maestranza han sufrido situaciones como la del Liceo de Barcelona (15 millones de euros de déficit, dos meses sin programación y veintidós trabajadores despedidos en un ajuste traumático) y como la del Palau de les Arts de Valencia, del que se va Zubin Mehta porque el dinero del grifo se ha cerrado incluso después de que él y sus músicos se bajaran las remuneraciones en un 25% y donde la directora-gerente del teatro y la orquesta (modelo de gestión compartido similar al de Sevilla), la alemana Helga Schmidt, se ha tenido que bajar el sueldo en un 60% tras ser acusada por parlamentarios valencianos de endosarle al erario público unos gastos personales calificados de “brutales y desproporcionados”.
Los músicos han convocado la huelga incluso antes de la reunión del Consejo de Administración de la Sinfónica, que el pasado jueves decidió incluir la participación de aquéllos en el comité técnico que debatirá sobre la elección del nuevo director musical y artístico, mientras que se ha acordado convocar un concurso abierto para seleccionar al gerente de la orquesta y del teatro. Los integrantes de la Sinfónica se presentan ante la opinión pública como si no participaran de la vida de la misma, cuando no sólo tienen cauce abierto con el Consejo de Administración, sino que tienen entre los miembros de éste a una persona afín, Antonio Muñoz Lobatón, que es consejero en representación de Izquierda Unida.
Además, ya existe un precedente de contratación de un director de la ROSS conforme a la predilección y presiones de los músicos: el francés Alain Lombard, hace más de un decenio, con resultados pésimos para la Sinfónica. Fue votado como el candidato preferido por los integrantes de la orquesta pese a que perfil no parecía el más adecuado, ni mucho menos. El diario izquierdista francés Libération informó seis años antes de que Lombard había sido despedido en su país por Alain Juppé (varias veces alcalde de Burdeos y exprimer ministro de Francia) del cargo de director de la orquesta de Bodeaux Aquitaine (ONBA) después de que una auditoría revelara un desfase de 23 millones de francos en las cuentas por “disfunciones graves, ausencia de control y un cúmulo de remuneraciones preocupantes”.
Lombard llegó a Sevilla en septiembre de 2003, una semana después del plazo acordado para iniciar su trabajo como director de la ROSS. Alegó estar enfermo y envió por fax un parte de baja, cuando realmente estaba ensayando y dirigiendo en la Arena de Verona (hay un DVD grabado de aquellas funciones), un fraude laboral del que se escapó de rositas y pese al cual se embolsó 40.000 euros de indemnización por rescisión de su contrato. Además, omitía en su currículum que era el director de la Sinfónica de Sevilla, en un manifiesto desprecio a los músicos que habían participado, de la misma forma decisoria que exigen ahora, en su elección y a la ciudad. Y es que no es lo mismo ser director invitado que dirigir el día a día de la orquesta además de sus conciertos, pero los músicos quieren asumir el rol del Consejo de Administración.
‘Otelo’ en el recuerdo
No hay, pues, razones artísticas u organizativas objetivas para esta huelga, una situación extrema que recuerda a la que también protagonizaron hace doce años los músicos cuando la ópera ‘Otelo’, en que la ROSS tuvo que ser sustituida por un pianista y sufrió un enorme desprestigio entre los melómanos sevillanos, que son a la postres quienes la financian por una triple vía: sus impuestos, la taquilla y los patrocinios en la medida de sus posibilidades y también a través de sus empresas, pese a que sufren la crisis económica en mucha mayor medida que los músicos porque muchos de ellos no tienen sus mismas posibilidades de ingresos complementarios con los que paliar los recortes (conciertos en Gibraltar, clases particulares… muy lícitos, por otra parte).
Pero esta vez no habrá pianista. El Consejo de Administración ha ordenado que la ópera de Wagner se represente con la Sinfónica o sin la Sinfónica. De tener que traer otra orquesta de fuera, habría un antes y un después en la relación de la ciudad con unos músicos, en buena parte extranjeros, que parecen no enterarse del contexto de crisis en que nos hallamos y de los casi 90.000 sevillanos en el paro.