Un
pueblo que guarda
miles de años de historia en sus calles. Un punto estratégico que
enamoró a las distintas civilizaciones que se han asentado aquí desde el 3.000 a.C. y que han ido
construyendo durante los siglos a la Coria del Río actual. Hogar de
fenicios, romanos y árabes; víctima de una invasión
vikinga; residencia de una embajada
japonesa que unió a las dos culturas hace más de 400 años; monumentos que siguen en pie por más que pasen los siglos; la casa en la que el
Padre de la Patria Andaluza vivió sus últimos años; una
gastronomía de ribera única;
espacios naturales en las dos orillas del Guadalquivir…
La
visita a Coria del Río debe
comenzar en el Guadalquivir. Su tradicional
barcaza nos permite cruzar de una orilla a otra sin salir del municipio y disfrutar de una experiencia única
entre pequeñas barcas pesqueras y enormes buques transatlánticos. Aquí nos encontramos con dos visiones del municipio. Comenzando por la margen
izquierda, se puede disfrutar de la Coria del Río
más medioambiental, un destino ideal para disfrutar de miles de aves en el paraje natural del
Brazo del Este. Un paraíso para el
turismo ornitológico localizado junto a Doñana donde se pueden contemplar especies como la garza imperial, cigüeña blanca, milano real, lechuza campestre y un largo etcétera de una lista interminable.
Por otro lado, en la margen
derecha nos encontramos la
zona urbanizada. Cuando desembarcamos de la barcaza nos encontramos una estampa inigualable:
pescadores limpiando los albures que han capturado en la mañana y que puedes comprar allí mismo junto con un
cartucho de camarones. Tras eso, podemos adentrarnos en uno de los
pulmones del municipio, como es el
Paseo Carlos de Mesa con sus icónicos y particulares
monumentos. Allí podemos observar el
Yashiro en Orilla, una escultura de mármol que representa la puerta del templo de las almas. Siguiendo con la
vinculación con Japón, en este mismo paseo encontramos a
Hasekura Tsunenaga, el samurái que lideró a la Embajada Keicho que desembarcó en Coria del Río en 1614 y dejó el apellido Japón marcado en los árboles genealógicos de diferentes familias corianas.
Nuestro paseo por Coria del Río puede continuar por un monumento declarado Bien de Interés Cultural: la
Parroquia de Santa María de la Estrella, un templo construido según el estilo gótico-mudéjar en el siglo XIII y en cuyo interior podemos descubrir un
inmenso patrimonio histórico, artístico y cultural. Cercana a la parroquia se ubica otro Bien de Interés Cultural. En este caso, la
Ermita de San Juan Bautista, un edificio de más de 500 años de historia que se ubica en el cerro en el que comenzó la civilización en Coria del Río y donde se han encontrado restos desde el
Neolítico. El tercer Bien de Interés Cultural coriano es más reciente y su influencia se extiende por Andalucía: la
Casa Museo de Blas Infante. Construida por el Padre de la Patria Andaluza en 1931, es la
residencia donde Blas Infante pasó los últimos años de su vida. Hoy, ese hogar al que Blas Infante denominó
Casa de la Alegría se ha convertido en un museo donde se pueden contemplar los símbolos originales que hoy representan Andalucía:
el primer escudo, la primera bandera, la partitura del himno, así como un recorrido por la historia de la autonomía andaluza.
La visita a Coria del Río
no se entiende sin la comida. Todo aquel que la visita tiene que degustar los
platos típicos que ofrecen la multitud de bares y restaurantes locales:
albures en adobo,
torteritos, tortillitas de camarones y otras tapas únicas que convierten al municipio ribereño en un destino gastronómico que deleita los sentidos. Ya sea con vistas al Guadalquivir o en las terrazas de sus calles,
la comida coriana siempre es un acierto.
Tradiciones y fiestas
Si hay algo por lo que destaca Coria del Río es por sus fiestas y tradiciones, lo que hace que sea un destino ideal todo el año. Si hablamos de la
Semana Santa, se vive en las calles desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección. Si optamos por
El Rocío, el ambiente es único con decenas de hermandades llegadas desde distintos rincones andaluces para atravesar el Guadalquivir en la barcaza. En el caso de la
Feria, se vive desde 1838, siendo una de las más antiguas de Sevilla y contagiando de alegría a todo el que quiera disfrutar de ella en la tercera semana de septiembre.
En cuanto a la
cultura japonesa, en primavera se celebra en Coria del Río el
Hanami o fiesta de la
floración del cerezo; en agosto es el único punto de Europa donde poder vivir la
Ceremonia Toro Nagashi y sus farolillos flotantes en el Guadalquivir para orar por las almas de los seres queridos que ya no están entre nosotros; y en octubre su
Semana de Cultura Japonesa la convierte en el epicentro de los aficionados a la cultura nipona con una amplía programación en la que se incluye
cine, moda, talleres infantiles, gastronomía, bonsáis, música o manga.