Empezó a escribir y ya no quiso parar. Terminó su primera novela, Octubre. Tiempo de Obsesión “y entonces fue cuando le di cuenta de que lo que quería era escribir”. Lo dice Boni Truhá que viene a aumentar la nómina de jóvenes escritores de San Fernando con una obra en la calle, que son muchos más de los que se piensan.
Dejó lo que estaba haciendo, su trabajo y ahora escribe. Tanto que ya tiene su segunda novela escrita que no verá la luz por ahora. Esperará a ver cómo funciona la primera en la que se incluye un primer capítulo de la segunda. Dice que es “como un regalo a los lectores”, aunque puede pensarse que es poner un pastel al alcance de la mano pero que no se podrá tocar hasta que se publique la nueva obra. Que se publicará. No dejará a nadie con la miel en los labios.
Boni estuvo en los estudios de esta casa para grabar una entrevista que esta semana se emite en Ondaluz y se puede ver íntegra sobre esta crónica de una entrevista. Escribir es como “algo que siempre he tenido y necesitaba soltarlo” y de hecho escribió la primera novela en apenas diez meses, aunque “le dediqué todo el tiempo que me quedaba libre. Me salía del tirón, era como si estuviera transcribiendo”. Así salían los personajes de
Octubre. Tiempo de obsesión. Como si se crearan a ellos mismos y Boni sólo fuera un instrumento.
Pero la facilidad para escribir es algo innato. La vida de un escritor -una escritora- que comienza es mucho más complicado. Hay que arriesgar, no sólo tiempo; también dinero. Hay que trabajar en la promoción, hacer entrevistas -ella, que nunca se había puesto ante una cámara hasta el jueves pasado- trabajar codo con codo con la editorial. Círculo Rojo, se llama.
Nada que ver con sentarse ante el teclado y disfrutar viendo cómo un personaje se va creando, va tomando forma y va transmitiendo sensaciones. Porque lo que ella quiere es que esos sentimientos, esas sensaciones, se transmitan, que el lector pueda ‘tocar’ a un hombre atormentado, en este caso, que en la búsqueda en que está inmerso se esté buscando a sí mismo y además, que se encuentre. Boni Truhá es exigente consigo misma y sabe que cuando pase el tiempo habrá cosas que creerá que debió contarlas de otra forma.
“Me seguirán gustando, pero diré que podría haberlo hecho así... o de esta manera”. Es la experiencia, los años, los libros a sus espaldas. Todo lo que está por llegar. Dio tiempo a hablar de más cosas. Del ambiente literario de San Fernando.
De las tertulias que son parte de ese mundo de creación y que haberlas, hailas. Porque ha habido una explosión controlada de escritores jóvenes en San Fernando que han visto a través de internet una forma de que su obra no se quede en el cajón de la mesa. O que han arriesgado algo más que su tiempo para que tome forma como un libro físico, de papel con olor a papel.
Ese mismo día, por la tarde, presentó la novela en el Centro de Congresos y firmó los primeros ejemplares. Con ella estaba Manuela Zuazo Terrero, su amiga, la que la conoce “siempre con un proyecto literario en la cabeza”. Y estaban los que ya habían leído la novela, que conocían la historia de Violeta y reconocían que Boni las enganchó desde las primeras páginas.
Bon apetit se llama su segunda obra. Será por algo.