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Ronda

Saetas, romero y suave caminar de los Gitanos

La Virgen de la Amargura estrenó una saya de terciopelo burdeos y un nuevo fajín

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Domingo de Ramos gitano. Al pasar el Gran Puente, el olor a romero que irradian las calderas en torno a Santa María inunda el centro. Llega la hora de Er Manué y la Virgen guapa, la Madre gitana de la Amargura.

La hermandad disfrutó este Domingo de Ramos de una extraordinaria estación penitencial. Puntuales, a las siete, abrieron las puertas de Santa María. Y salió entonces la extraordinaria Cruz de Guía, de madera policromada, que posee la hermanadad.

Milimétricamente el paso del Señor descendió hacia la Plaza del Silencio. Fuera hubo que colocar, como cada año, los respiraderos, con los que resulta imposible salir desde la Iglesia. Y sonó 'La Saeta' a cargo de la banda Nuestra Señora de la Oliva (Vejer, Cádiz), que volvió a acompañar a la hermandad.

Delicado el caminar; sobre los pies sin estridencias; despacio y, de vez en cuando sólo, un paso adelantado. Aplausos por doquier. Impresiona la fachada de Santa María. La torre como vigía de los pasos del Señor mientras baja hacia Armiñán. Sólo trabajo de cintura; y Luis Muñoz, el capataz, no deja de animar a sus hombres. Les grita y les piropea por el buen trabajo. La chicotá suma hasta tres marchas, hasta que el paso se arria abajo de la cuesta.

Luis 'El Negro' reza con una saeta para gozo de los presentes, cuando la Amargura sigue los pasos del Señor. Sale la Virgen de tez morena y ojos verdes. La saya es burdeos, como el color de la túnica del Señor y sus nazarenos. La ha confeccionado Concha Muñoz, la camarera, así como el nuevo fajín.

Ante el paso, como delante del Señor, escoltas de la Guardia Civil, que desde el pasado año acompañan a la Hermandad. El capataz no pierde detalle. Los respiraderos, también quitados por tener que salvarse el propio arco de la puerta del Obispo y el acceso al callejón del sacristán Vicente Becerra, se colocan en un abrir y cerrar de ojos. La Virgen se recrea en sus movimientos; exquisito el trabajo de Juan Osuna. Parón y nueva saeta.

El gentío se agolpa hasta bien pasado el Gran Puente. Hay ganas de Domingo de Ramos aún avanzada la noche.

 

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