Manuel tuvo una de esas empresas que la crisis se llevó por delante sin preguntar. Su negocio de azulejos y pavimentos no soportó la caída de la construcción, y una deuda de 297.000 euros ha acabado con una denuncia en un banco y el anuncio de una ejecución hipotecaria. En la vivienda familiar, de Arriate, viven su mujer, Isabel, y sus cuatro hijos, de 10, 13, 15 y 18 años. Sólo entra en su casa una ayuda de poco más de 300 euros cada mes, y ninguno de ellos quiere verse en la calle: “Sólo pedimos estabilidad. Queremos mantener al margen de todo esto a nuestros hijos, pero ya se dan cuenta de todo. Llevamos seis meses sufriendo desde que el banco nos dijo que no hay marcha atrás. He inculcado a mis hijos que no es indispensable tener más o menos, pero sí queremos vivir bajo un techo y no vernos en la calle”, clamaba entre sollozos la mujer ante las cientos de personas, más de un millar, que ayer abarrotaron desde las 11 de la mañana la plaza de entrada al pueblo. Eran tantos los apoyos, que la mujer no pudo contener un gracias que hizo romper a todos en un primer gran aplauso: “Nunca me arrepentiré de haberme venido aquí. Tengo la suerte de todos ustedes. Gracias por venir”, dijo Isabel valiéndose de un megáfono.
Había hablado antes su marido: “Cervantes habló de una muerte social para referirse a las expulsiones de los Reyes Católicos, y hoy día vivimos en una muerte social, donde los bancos y poderosos hacen y deshacen a su antojo, cuando hay gente que está muriendo por eso. Debemos acabar con esta dictadura por el futuro de nuestros hijos”.
Rafael Hoyos, coordinador local de IU en Arriate, grupo político que convocó el acto de protesta, hizo gritar a todos el lema ‘Sí se puede’ de los grupos antidesahucios. Hubo en la concentración representantes del SAT y del Comité de Parados de Cortes.
DACIÓN EN PAGO
La protesta se dirigió tras la concentración de la plaza a la sucursal que La Caixa tiene en Arriate, situada a unos metros, en la travesía de entrada al pueblo. La ubicación de la oficina complicó la protesta, al no poderse cortar la travesía. Fue imposible cumplir fielmente el mandato que gritaron los organizadores “para evitar denuncias costosas”. Unos pocos agentes de la Guardia Civil trasladados hasta el lugar se limitaron a dar pasos alternativos al tráfico sin molestar a los vecinos.
Cacerolas y megáfonos en mano, hubo lemas de todo tipo contra la actitud de unos bancos “que han sido rescatados con nuestro dinero pero que no son capaces de rescatarnos a nosotros”, decía Francisco, un vecino. El portavoz de IU amenazó: “Si no nos escuchan, vamos a iniciar una campaña para que no quede una sola cuenta en esta oficina”.
El problema de Manuel es mayúsculo. Aún quedándose el banco con la casa, la tasación que ahora se le ha realizado le obligaría a seguir pagando unos 150.000 euros adicionales además de quedarse sin vivienda. Los negociadores han reclamado al banco la dación en pago y la condonación de la deuda, y ha habido respuesta. Según pudo saber RONDA SEMANAL, dos responsables de La Caixa de Málaga se han reunido con la familia y le han asegurado que no serán echados de su casa. Un alquiler social podría ser una solución, aunque la propiedad de la vivienda pasara a manos de la entidad. Arriate se comprometió a vigilar las negociaciones, y los vecinos amenazan con echarse de nuevo a la calle: “Llegaremos hasta donde haga falta”, advirtió el portavoz de IU.
