Si había alguna duda sobre el colapso del PSOE en Andalucía, el barómetro realizado por SW Demoscopia para los periódicos de Publicaciones del Sur la semana pasada la ha despejado. Los resultados de la encuesta sirven para calibrar la dimensión de la crisis abierta al ser desalojados del poder tras casi cuatro décadas en el machito y advierten de la pérdida de confianza que sufren por parte del votante en general y del socialista en particular, tanto en el proyecto como en la líder.
Desde las autonómicas de 2012, el PSOE se deja más de un millón de votos: hoy cosecharía solo la mitad de entonces, alcanzado una treintena de escaños en el Parlamento, tres menos que en diciembre de 2018. Si bien es cierto que el 83,5% del votante socialista declara que volvería a depositar la papeleta del PSOE en la urna, un 9,2% no sabe si lo volvería a hacer. Parte de los desencantados buscaría cobijo en Andalucía Adelante.
No solo se confirma la tendencia a la baja, motivo suficiente de alarma, también hay indicios suficientes para apuntar que Susana Díaz está amortizada. La ex presidenta de la Junta queda relegada a la cuarta plaza, solo por delante de Francisco Serrano de Vox, con un 3,54 de valoración.
El responsable de SW Demoscopia, Juan Miguel Becerra, señala que no se puede aseverar que Susana Díaz haya sido la causante del cambio político en Andalucía, pero la opinión pública la responsabiliza. Incluso los propios votantes socialistas la aprueban con solo un 5,8. “El PSOE necesita resetear su maquinaria” en la región. “Debe ofrecer otros mensajes y reiniciar también las caras que pone al frente de los cartetes”, asegura.
Sin embargo, la diputada socialista por Córdoba y ex consejera del Gobierno autonómico, Rosa Aguilar, rechaza de plano cualquier problema y afirma que Susana Díaz “tiene el respaldo de los ciudadanos y ciudadanas”.
La formación no parece tener prisa en llevar a cabo el relevo. El congreso se ha retrasado al menos hasta el año próximo. Tampoco parece estar claro el recambio adecuado al frente de la otrora poderosísima organización socialista. Los dos nombres que han sonado, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, no despiertan mucho entusiasmo. Ambos superan en puntuación a Susana Díaz,aunque suspenden igualmente y son menos conocidos.
No ayuda tampoco el pacto de PSOE y Unidas Podemos, que preocupa a más de la mitad de andaluces. Además, dos de cada tres encuestados expresa inquietud por la negociación de Pedro Sánchez con Quim Torra. Tanto la crisis del PSOE andaluz como el debate terrorial están sirviendo al PP para consolidarse como partido de Gobierno y crecer. Además de subir y empatar con los socialistas en escaños, los populares estarían en disposición de renovar el pacto con Ciudadanos y Vox.
Juanma Moreno descuella como el único político que aprueban los andaluces, con un 5,4. El tono moderado del presidente de la Junta y la solvencia en cuestiones de Gobierno, especialmente en materia económica y de empleo, pero también en inmigración o modernización de Andalucía, le sitúan como el más capacitado para gestionar la Administración autonómica. El PP, asimismo, está capitalizando el pacto con Ciudadanos.
Becerra explica que los populares “han ocupado el centro que no puede ocupar ahora el PSOE y que antes ocupaba Ciudadanos”. De hecho, Juanma Moreno no solo goza la confianza de los votantes de derecha (70,5%), sino también el que se declara de centro (42,4%) .La formación naranja, por su parte, apenas es elegida por un 4% para liderar los grandes retos a los que se enfrenta la región. Incluso en el caso de la inmigración son superados por Vox. El vicepresidente, Juan Marín, también suspende, con un 4,28, y solo es más conocido que Francisco Serrano. La falta de un discurso diferenciador le pasa factura.
Todo lo contrario que a Andalucía Adelante. El golpe de timón hacia el andalucismo y la ruptura con Unidas Podemos se traduce en un leve incremento en cuanto a escaños de celebrarse unas elecciones ahora. Teresa Rodríguez, se hace fuerte en la provincia de Cádiz y disputa abiertamente al PSOE el liderazgo de la oposición.
Por último, Vox crece hasta seis diputados pero constata que su candidato es hoy un lastre. Con todo, se posiciona como el actor principal en caso de un nuevo pacto de Gobierno como segunda fuerza del centro derecha. Y eso puede cambiarlo todo.