La Administración de Joe Biden considera que, por el momento, no es necesario poner una tercera dosis de refuerzo a los vacunados con el fármaco anti-covid de Pfizer, tal y como ha solicitado la compañía estadounidense, y esperará a que se realicen más estudios al respecto para tomar una decisión final.
Según informan este martes medios locales, representantes de Pfizer presentaron a los responsables de salud de EE.UU. en una reunión celebrada el lunes algunos informes preliminares sobre la vacuna que comercializan y la necesidad de una tercera inyección para quienes hayan sido inoculados con ella.
Esta reunión de produjo después de que la farmaceútica anunciara la semana pasada que iba a pedir a la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) de Estados Unidos autorización para administrar una tercera dosis de su vacuna con el propósito de hacerla más efectiva.
Y además tuvo lugar el mismo día que Israel comenzó a administrar terceras dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech a pacientes trasplantados de corazón y a otras personas con problemas inmunológicos.
No obstante, tras el encuentro, que duró aproximadamente una hora, la FDA y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) publicaron una declaración conjunta en la que precisaron que no se necesitaba ese refuerzo.
Subrayaron que se precisan más datos, y posiblemente varios meses más, antes de que los reguladores pudieran determinar si se necesitarán las inyecciones de refuerzo.
Pfizer está recopilando información sobre las respuestas de los anticuerpos en aquellos pacientes que reciben una tercera dosis de la vacuna (como se hace en Israel) y espera enviar, al menos parte de esos informes, a la FDA las próximas semanas para lograr una autorización del uso de una tercera inyección.
Pero la decisión final sobre las vacunas de refuerzo, según indicaron varios funcionarios tras la reunión, también dependerá de la información real que se obtenga de pacientes por parte del CDC estadounidense.