La capilla ardiente del ex ministro, que padecía Alzheimer, quedará instalada hoy y mañana en el salón de Sant Jordi del Palau de la Generalitat, tras fallecer en su domicilio de Barcelona “en paz y rodeado de los suyos”.
La noticia del óbito, a 48 horas de que se celebre el Día de la Constitución, la comunicó públicamente y en primera instancia el presidente del Congreso, José Bono, durante un acto conmemorativo del XXXI aniversario de la Constitución.
El acto, que se celebró en la Cámara Baja y en el que participaron alumnos de enseñanza media junto a deportistas de renombre y actores famosos, fue interrumpido momentáneamente para que todos los asistentes pudieran guardar un minuto de silencio en su memoria.
Tras el aplauso que cerró el improvisado homenaje, el presidente del Congreso dijo que un “buen modo de rendirle tributo” era seguir con la lectura de la Carta Magna, a cuya redacción él tanto había contribuido.
Apartado de la vida pública desde 2004, año en el que le diagnosticaron Alzheimer, se dio a conocer su enfermedad en diciembre de 2007, cuando su hijo, Albert Soler, anunció la realización de un documental, dirigido por él y titulado Bucarest. la memoria perdida, en el que se podía apreciar el proceso degenerativo de esta enfermedad en el político catalán.
Según fuentes de la Generalitat consultadas por Efe, el presidente catalán, José Montilla, pudo visitar a primera hora de la mañana de ayer a Solé Tura, que falleció poco después en su domicilio, sobre las doce del mediodía.
Uno de los padres de la Constitución, Jordi Solé Tura (Mollet del Vallès, Barcelona, 1930) fue también ministro de Cultura entre marzo de 1991 y julio de 1993, con Felipe González al frente del Gobierno español, cuando sustituyó a Jorge Semprún.
Como ministro, Solé Tura fue protagonista, entre otras cuestiones, de la firma del contrato de venta de la Colección Thyssen al Estado español por valor de 350 millones de dólares, lo que tuvo lugar en junio de 1993, siendo ministro en funciones, al igual que el resto del Gobierno. También potenció el papel del Instituto Cervantes en el extranjero.
Pero para encontrar la faceta política de Solé Tura hay que remontarse a la lucha antifranquista, a 1956, cuando se dio de alta en el PSUC, formación desde la que luchó por las libertades, lo que le llevó al exilio, en Francia y Rumanía, entre 1960 y 1964.
A su vuelta a Barcelona, Solé Tura fue encarcelado años después, en 1969, por la represión franquista.
Catedrático en Derecho Constitucional, Solé Tura también tuvo un papel destacado como docente en la Universidad de Barcelona, de la que fue expulsado entre 1966 y 1968, para llegar a ser decano de su facultad de Derecho en 1985.
El presidente de la Generalitat anunció ayer que el próximo miércoles propondrá a su gobierno otorgar, a título póstumo, la Medalla de Oro de la Generalitat al ex ministro.
Será la primera Medalla de Oro que concederá a título póstumo Montilla, que expresó su “intensa y profunda tristeza” por el fallecimiento de un “parlamentario brillante, hombre de consenso, político admirado y querido”, informó la Generalitat en un comunicado.