El Skoda Octavia Combi es un auto de gasolina de baja cilindrada con turbo (tecnología conocida como “downsizing”), del Grupo Volkswagen, que demuestra que, tanto en ciudad como en carretera, tiene un "comportamiento" de hermano mayor.
La encrucijada por la que atraviesan los motores diésel, al estar en el punto de mira de las grandes ciudades afectadas por la polución, tiene un nuevo "enemigo" a las puertas que hace que los compradores de un coche se piensen dos veces si seguir decantándose por el gasóleo.
Se trata de los motores gasolina de baja cilindrada con turbo (tecnología conocida como “downsizing”), que se caracterizan por tener un comportamiento muy similar a los diésel.
Empujan con fuerza desde abajo del cuenta revoluciones, pero además, como es habitual en un gasolina, pueden estirarse más allá de las 4.000 rpm.
Un claro exponente es el 1.0 de 115 CV del Grupo Volkswagen, que Efe ha probado en el Skoda Octavia Combi con cambio automático de doble embrague DSG.
Con el citado propulsor la versión familiar tiene un "comportamiento" de hermano mayor.
Si a priori puede parecer que el 1.0 TSI no va a poder con los más de 1.200 kilos y se va a quedar "corto", la realidad demuestra todo lo contrario.
Los más de 1.200 kilos que pesa el vehículo no suponen ningún problema para este tres cilindros, que sustituye al propulsor 1.2 cuatro cilindros y 110 CV que empleaba anteriormente el fabricante checo.
Con el pequeño motor de acceso a la gama de gasolina la gran mayoría de los conductores que buscan un vehículo amplio, con consumo ajustado y con reducidos costes de mantenimiento van a encontrar su vehículo perfecto.
Gran parte del buen comportamiento que tiene este motor en ciudad y en carretera se lo debe a la caja automática de doble embrague y siete velocidades que equipa la unidad analizada.
La razón se debe a la rápida gestión que hace de las marchas y que difícilmente pueden mejorar muchos conductores. Con poco que se toque el acelerador la transmisión ya escala la relación necesaria para que el vehículo no se quede "sin fuelle".
Quizá para los que habitualmente viajan los fines de semana y van con el maletero (de 610 litros) lleno sea más aconsejable adquirir el 1.4 TSI de 150 CV. La diferencia es de unos 1.400 euros. Eso sí antes de tomar una decisión final, les recomendamos que prueben el 1.0, por si acaso.
Aparte de que, como hemos destacado, es un propulsor solvente que se puede adaptar a las necesidades de muchos conductores, suena y vibra como un cuatro cilindros. Por lo que en el aspecto de la sonoridad y el confort no hay que temerle.
Tampoco, a priori, en el consumo. La marca le ha homologado un gasto medio de 4,6 l/100 km (una décima más que la versión berlina), que en la prueba realizada por Efe se ha incrementado en cerca de dos litros, como sucede en la mayoría de los vehículos.
En marcha, el Octavia Combi tiene un comportamiento muy estable en recta, donde se hace notar claramente su vocación rutera. Esta nobleza dinámica también es aplicable en curva, donde la carrocería (de 4,66 metros) no peca de oscilaciones en los cambios de apoyo.
Es de recordar que el potencial cliente de este vehículo no tiene entre su principal objetivo el llevarle al máximo (los factores precio, consumo y gran espacio le van a decantar claramente en su compra), ni va a buscar sus límites en las zonas reviradas, donde el pasaje, especialmente los más pequeños, se harán notar más de lo habitual si se opta por una conducción rápida.
Respecto al sistema de frenos (de disco, ventilados solo los de delante) reseñar que en paradas bruscas, el vehículo no hunde la delantera, lo que es de agradecer en un coche del tamaño del Octavia Combi.
Centrándonos en el diseño, este Skoda transmite robustez y fiabilidad al mismo tiempo. A primeros de 2017 la marcha checa le actualiza para situarle más en consonancia con la imagen más moderna que transmite su "hermano mayor", el Superb.
Las líneas horizontales que ahora tanto gustan a los diseñadores son notables en la parte delantera. Un capó abombado y con nervaduras, que le dan un toque deportivo; y unos faros amplios, que incorporan la luz LED diurna, son los dos elementos que más llaman la atención.
En la vista lateral la amplia superficie acristalada, la armoniosa integración del portón y el alerón trasero le dan un aire deportivo que es de agradecer.
Las características luces con forma de C y los alargados catadióptricos completan la personalidad de este vehículo familiar en la zaga.
Visto interiormente la principal impresión que llega al pasaje es la de amplitud. Se mire por donde se mire el Octavia Combi ofrece espacio, ya sea para los pasajeros o para el equipaje.
Las banquetas delanteras son cómodas y, en el caso de la del conductor, permite acceder con facilidad a las distintas informaciones y botones que se reparten por el salpicadero, en el que el centro hay una amplia pantalla TFT desde la que controlar el navegador, la radio o el teléfono.
Atrás tres adultos se pueden acomodar sin apreturas, gracias al espacio que hay para las cabezas y para las rodillas. El del medio tendrá un viaje algo menos confortable por el apoyabrazos que se esconde en su respaldo y por el túnel central con salida de aire.
Donde no existirá pero alguno es en el maletero, con capacidad para la rueda de repuesto. La ancha boca de carga que ofrece facilita enormemente la colocación de los bultos. Además, para un mejor agarre, hay repartidas anillas en los laterales que garantizar una perfecta sujeción.
Si, por casualidad, se requiriese más litros de maletero, se pueden reclinar los asientos (en una proporción 60:40) hacia delante y obtener así un suelo casi plano. En el centro se puede abrir una trampilla para transportar objetos largos, como unos esquíes.
En conclusión, se trata de un automóvil familiar muy aconsejable para gente que busque una elevada relación calidad/precio y que no quiere hacer un desembolso importante por un vehículo que, además, lleva una de las mejores cajas automáticas del momento, la de doble embrague del Grupo Volkswagen.
Pocos competidores directos tiene, lo que se debe a que algunas marcas solo optan en las carrocerías familiares por motores diésel y a que otras dotan a estas versiones automáticas de propulsores de gasolina más potentes que los 115 CV del Skoda.