La lluvia de estrellas de las Boötidas podrá verse en España en plena noche cerrada del lunes día 26 y durante la madrugada del lunes al martes, sobre todo a partir de las 03.00 horas hasta el amanecer, momento en que este fenómeno alcanza su máximo.
Así lo ha asegurado a Europa Press el divulgador científico especializado en astronomía y ciencias del espacio Antonio Pérez Verde, que recomienda mirar al cielo durante estos días al tratarse de un fenómeno "incierto" que otros años "ha sorprendido".
De hecho, según indica el experto, la tasa de actividad de las Boötidas es indeterminada, pues se desconoce cuál será la estimación del número máximo de meteoros, con lo que se podrán observar hasta un centenar por hora, cuya velocidad está en los 18 kilómetros por hora.
Según afirma Pérez Verde, una lluvia "típica" está entre los 5 y los 20 meteoros por hora, mientras que la más famosa, la de las Perseidas, en agosto, tiene una visibilidad de entre 60 y 70 meteoros por hora.
Al contrario que otros fenómenos, el experto precisa que las Boötidas podrán verse en el cielo gracias a la posición de la Luna. "Al estar en su segundo día de fase creciente, se ocultará tras el horizonte durante el crepúsculo y su luz no entorpecerá", ha matizado.
Las Boötidas son una lluvia de estrellas provocada por el rastro de partículas dejadas por el cometa Pons-Winnecke. Este rastro de deshechos se distribuye de forma tubular a lo largo de su órbita, lo que se denomina como 'tubo meteórico', según relata Pérez Verde, que añade que la Tierra atraviesa todos los años ese tubo entre los días 22 de junio y 2 de julio, atravesando su zona más densa sobre el 27 de junio, fecha del máximo.
Cuando la Tierra está atravesando el tubo, la fuerza gravitatoria del planeta atrae a las partículas del 'tubo meteórico'. Al entrar en contacto con la atmósfera terrestre, a unos 80 ó 100 kilómetros de altura, estas partículas sufren un proceso de fricción donde su temperatura llega a elevarse por encima de los 1.500 grados centígrados.
Esta temperatura hace que la partícula se vuelva incandescente y brille a medida que se descompone, dejando un rastro a su paso. Ese rastro luminoso es lo que se conoce como estrella fugaz. Las partículas que forman una estrella fugaz típica no suelen superar el tamaño de un grano de arroz. Si tienen el tamaño de una avellana podrían llegar a brillar tanto como la Luna llena, mientras que si tienen el tamaño de una naranja, su brillo sería comparable al del Sol, según explica el experto.
Cuando la Tierra atraviesa el 'tubo meteórico' del cometa Pons-Winnecke, bajo la perspectiva desde la Tierra coincide con la constelación de Boötes (El Boyero). Es por esto que si se prolonga la trayectoria de los meteoros o estrellas fugaces procedentes de esta lluvia en sentido contrario a la marcha, todas convergen en una misma zona perteneciente a esta constelación.