El portugués Pedro Cabrita Reis, que se autodenomina "un coleccionista obcecado y furioso", reúne cuarenta años de carrera, desde los 80 hasta ahora, en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga a través de 229 obras que ofrece como otras tantas "puertas para escapar del laberinto caótico de los muros".
La exposición que se inaugura este martes es la más extensa hasta ahora de este artista, que se sintió atraído por el propio espacio del CAC Málaga al conocer su pasado como antiguo mercado de mayoristas, que empezó a erigirse a finales de los años 30.
"Me gustan mucho los museos o centros culturales que parten de otra utilidad anterior. Este mercado de mayoristas tiene en sus paredes aún una memoria, y por su ubicación junto al río tiene un valor casi antropológico, filosófico e histórico que está estructurando sus funciones actuales de centro de arte contemporáneo", ha afirmado el artista.
Ese "encuentro y contaminación entre dos tiempos, dos historias y dos funciones" es algo "muy rico y estimulante" para un creador como él, que dedica parte de su trabajo "a mirar, coger y aprovechar lo que aparentemente ha dejado de tener interés para otros".
Cabrita Reis se refiere al "aprovechamiento de materias encontradas, como fragmentos de sillas, neumáticos de coches o puertas" que empezó a utilizar a finales de los 80, en un momento en que su relación con la pintura "llegó a un punto no de conflicto, pero sí de impás".
Y de las puertas, en concreto, le atrae pensar que "son parte de las casas, donde viven las personas, que a veces tiran las puertas a la basura, lo que no quiere decir que dejen entrar a cualquiera a su casa, sino que las cambian por otra puerta, y ese objeto que dejan en la basura está lleno de vivencia humana que se puede imaginar".
Con esta exposición en Málaga que resume su trayectoria cumple un pensamiento que le rondaba "hace algo más de seis o siete años", con un propósito "crítico e histórico", porque "un artista siempre está reaprendiendo a través de su obra el modo en que se relaciona con el mundo".
La selección de estas 224 pinturas y cinco esculturas en bronce, muchas de ellas de su propia colección, fue una larga tarea en su taller, según Cabrita Reis, que acepta que esta exposición pueda ser entendida como "instalación", pese a que esta es una palabra que, a mediados de los años 90, "borró" de todos sus catálogos.
"A mediados de los 90, me di cuenta de que lo que se llamaban entonces instalaciones, eran un concepto y una palabra vacía, porque eran poco más que decoración de interiores, y volví a las disciplinas de siempre, la escultura, el dibujo y la pintura", explica el artista portugués.
Cabrita Reis (Lisboa, 1956) ha participado en exposiciones internacionales como la Documenta IX de Kassel, en 1992; las ediciones 21 y 24 de la Bienal de Sao Paulo, en 1994 y 1998, respectivamente, o en la Aperto de la Bienal de Venecia, en 1997.
En 2003 representó a Portugal en la Bienal de Venecia y en su 55 edición, en 2013, presentó "A remote whisper", y su obra está presente en colecciones internacionales como las de la Tate Modern de Londres, la Fundación Calouste Gulbenkian de Lisboa o la Hamburger Kunsthalle de Hamburgo.