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Roberto Huertas, el encantador de hormigas

El empresario jerezano Roberto Huertas exporta hormigueros a todo el mundo desde su novedoso negocio, AntHouse

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El equipo de AntHouse que lidera Roberto Huertas

Exportar hormigas y sus respectivos hormigueros para darles una vida adecuada podría parecer una idea descabellada y que pasaría por la cabeza de pocos si se hablara de ella como una posibilidad de empleo estable. Uno de los pocos que pensó y maduró esta idea fue el jerezano Roberto Huertas, quien tras 12 años de carrera decidió crear AntHouse, que se encuentra ahora a la vanguardia del I+D en los aspectos relacionados con la mirmecología.

El germen de la idea se remonta a los años de la crisis del ladrillo. “La idea nació de la necesidad de crear un negocio, de la crisis… Estudié el ciclo de informático en el Romero Vargas y cuando llegó noviembre de 2008, aproveché para montar AntHouse”, nos cuenta Roberto Huertas, el dueño de esta “locura friki”, como él mismo la llama, y que desde los “5 años iba cogiendo hormiguitas en un bote de cristal de Nescafé, como curiosidad humana para ver cómo viven las hormigas”.

“Ver los hormigueros por dentro hizo que me picara la curiosidad”, explica, y esta pasión se vió aumentada a lo largo de los años, hasta el punto de usar sus conocimientos como informático para crear el foro lamarabunta.org, en el que se hablaba sobre hormigas y allí realizaba demostraciones de sus “hormigueros y los enseñaba mientras la gente me hablaba de que era bonito tener eso para poder regalar y fue ahí donde estuvo el germen de la idea”, narra el emprendedor jerezano.

“Diseñamos los hormigueros nosotros porque no existen proveedores. Nosotros las hormigas las regalamos, porque cualquier persona las puede conseguir, la hormiga realmente es algo que está en todos lados”, cometa Huertas, quien sí apostó por crear un producto que no estuviese en el mercado y con el que no se tenía competencia.

Pero a pesar de esta falta de mercado, estos exportadores se han encontrado dificultades a lo largo de su camino. “Lo difícil es tener un producto donde la hormiga viva en condiciones. Nuestro objetivo es desarrollar un producto correcto, es lo que me ha costado más. No es fácil tener 200 hormigueros diferentes, adaptándolo a todo lo que piden todas las especies de hormigas”.

La empresa, anclada en Trebujena, tiene además un componente exportador que hace de la misma una empresa pionera y reconocida a nivel internacional. Una visión internacional que el propio dueño explica alegando que “la labor que hacemos internacionalmente es como proveedores de hormigueros y las hormigas que el cliente las busquen en sus países, algo para lo que entregamos un manual para que sepa cómo buscar estas hormigas”.

A nivel nacional, la empresa también colabora y está en contacto con entidades nacionales, sobre todo a nivel estudiantil, puesto que el hecho de conocer cómo es un hormiguero por dentro, no es una cuestión que sólo picó la curiosidad de Huertas, sino que es algo implícito en la curiosidad infantil. Prueba de ello es la colaboración que AntHouse hace con la “Generalitat, que cede hormigueros a los colegios públicos de Cataluña para que puedan estudiarlos por dentro, porque al final estos viven como una sociedad”, relata Huertas.

Sobre el feedback que reciben, describe que “hay personas que lo agradecen muchísimo porque muchas hacían lo mismo que yo de pequeño y ahora han vuelto a criar esas hormigas”, por lo que este amante de las hormigas, siente que la comunidad interesada en el mundo de la mirmecología, es mucho más grande de lo que él pensaba.

El negocio, tras doce años de recorrido,  ha experimentado, gracias a la pandemia, un crecimiento mucho mayor, tal y como cuenta su propietario, afirmando que “como estábamos adaptados a la venta online, porque somos realmente una fabrica, nos ha venido muy bien. La gente se ha tirado a internet y nos ha dado a conocer también, hemos doblado las ventas casi”. Es tanto el crecimiento que ha tenido que ahora cuenta con 17 empleados y tres naves entre las que se distribuyen toda la maquinaria y la logística que usan para poder crear los hormigueros.

“Si no vienes, no te puedes llegar a creer todo lo que tenemos montado aquí”, dice ilusionado Roberto Huertas, quien, parándose, reflexiona sobre la gran empresa que han montado de la nada, siendo ahora un referente en la mirmecología. Este emprendedor se vanagloria cuando comenta que “dicen mucho que en Cádiz no hay I+D, que no se invierte en eso, pues aquí hacemos I+D, investigamos el comportamiento de las hormigas y desarrollamos espacios para que estas desarrollen su vida y nosotros podamos ver cómo viven en sociedad”, concluye Huertas.

 

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