Personal e intransferible. Músico “me levanto con la música metida en la cabeza” por encima de todas las cosas. Maestro de la guitarra por vocación y dedicación. 80 años le contemplan. Poco a poco se le van reconociendo unos méritos a los que él nunca ha optado y por ello “agradece” todo lo que se está haciendo por él, con el disco del año 2015 o con el homenaje que el próximo viernes, día 20 de julio, a las 22 horas y en el Alcázar, se le va a tributar dentro del I Festival Internacional de la Guitarra Flamenca que, desde el próximo miércoles, día 18, se va a celebrar enmarcado dentro del programa Caló Flamenco. Habrá conciertos, conferencias, master claas, el concurso Javier Molina, con el que empezó a tocar la sonante José Luis Balao, aunque quien le metió el gusanillo de la música sinfónica fue “Rafael del Águila” su auténtico mentor.
En el homenaje a Balao, que tantos y tan buenos guitarristas ha dado al mundo del flamenco desde su modesta academia en una casa en la calle Gaspar Fernández, en pleno corazón del barrio de San Pedro, participarán guitarristas como Juan Diego Mateos, Alfredo Lagos, José Quedo Bolita, Paco Lara, Javier Patino, José Ignacio Franco, Javier Ibáñez, Santiago Lara y Paco León, con la colaboración especial de David Lagos y Mercedes Ruiz. Muchos de ellos, como Lagos, Bolita, Santiago Lara, Javier Patino o Paco Lara entre otros fueron antiguos alumnos suyos. Por eso, Santiago Lara, director artístico de este Certamen Internacional, comenta que “el homenaje a José Luis Balao era de justicia ya que gracias a él han nacido generaciones de guitarristas en nuestra ciudad”.
Homenaje a Balao. Concertista y compositor, maestro que vio la luz de sus días en Jerez en el año 1.938 y tomó contacto con la guitarra a la temprana edad de los 12 años de la mano de Javier Molina “por casualidad ya que quien compró una guitarra fue mi hermano mayor” y posteriormente de Rafael del Águila. Empezó su vida profesional actuando en ballets y como solista de guitarra por toda España, Oriente Medio, Holanda, Dinamarca y un largo etcétera de países hasta que en el año 1978 se instaló definitivamente en nuestra ciudad para dedicarse, fundamentalmente, a la enseñanza, aunque no por ello dejó sus actuaciones. Unas actuaciones, una vida que le ha dejado premios como el primer en la Bienal de Sevilla con “Murmullos de la Alhambra” o el Bordón Minero en el Festival Cante de Las Minas de La Unión o el premio en el Concurso Internacional de Guitarra Festival de Córdoba. Está en posesión del Catavino de Oro y también ha sido distinguido por la Cátedra de Flamencología.
En 2015, a Colección Flamenco y Universidad en su treinta volumen se detuvo en la figura de una persona que tiene más de noventa composiciones realizadas. En ese volumen el primer disco contiene doce temas que van desde la bulería “Rebuscando” a la guajira “Caribeña” o #Murmullo de la Alhambra”, así como una alboreá que fue la primera vez que se compuso para guitarra solista o una danza árabe que compuso hace 37 años para su hija. En el segundo hay desde una milonga argentina recordando a Atahualpa Ypanpqui a a una marcha dedicada a la Virgen de la Soledad.
Balao, que vive con humildad y modestia, rodeado del cariño de su gente, del mundo del flamenco, sigue con sus enseñanzas, porque es su modo de vida después de muchos años, y continúa componiendo porque la música es parte de su vida, la música como esa base cultural a la que él continuamente alude, para que la gente sepa de flamenco, pero también de música, que sea capaz de atreverse a todo como él se atrevió siempre por esos mundos que abandonó al nacer a su hija para regresar a su casa , a Jerez. Bohemio por antonomasia es un luchador que ha tenido, ha referido en algunas ocasiones, alumnos de “todas las edades, hasta una señora de 78 años; más varones que mujeres y han llegado a venir de Corea del Sur, Australia, China, Brasil, Marruecos… para que les dé clases”.
