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La infructuosa década del Zoco de Artesanía

Nació como una apuesta turística y cultural unida al proyecto frustrado de la Ciudad del Flamenco y ahora su suerte irá ligada al Museo del Flamenco

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  • Una imagen de archivo del Zoco. -
  • La principal actividad en el edificio de Carnicerías Viejas viene de la mano de Alboronía Bar-Tapas

El pasado mes de febrero se cumplió una década de la apertura del Zoco de Artesanos en el antiguo edificio de Carnicerías Viejas, tras adaptarse para este espacio tras una severa rehabilitación. En aquel entonces gobernaba el PSOE con la alcaldesa Pilar Sánchez al frente y el futuro de este enclave estaba estrechamente ligado a la Ciudad del Flamenco. Una ambiciosa actuación que, a diferencia de ahora, aún prometía mucho, a juzgar por las palabras de la propia Sánchez, que advertía que “con toda seguridad” se trataba de  “uno de los proyectos de esta legislatura que vamos a sacar adelante”.

Diez años después la mala suerte se ha cebado con ambas intervenciones: el Zoco y la frustrada Ciudad del Flamenco. Mientras que en el caso de la última, el Ayuntamiento ha llegado a reconocer públicamente la imposibilidad de asumir un proyecto de tal calibre, y centra todas sus esperanzas en los anunciados Museo Andaluz del Flamenco y el Museo de Lola Flores, a escasos metros, el espacio de la Plaza Peones tampoco ha corrido mejor fortuna.   Nació como una apuesta turística y cultural financiada por fondos europeos y la colaboración de administraciones, a la par que implicaba también una experiencia de intercambio cultural con Marruecos.

Sin embargo de la intención con la que estas dependencias que comenzaron su andadura con 21 locales destinados a labores artesanales, como una apuesta para los emprendedores, y con un bar restaurante, queda muy poco. Dos lustros después, salvando dos locales en uso, apenas hay actividad, y esta viene principalmente de Alboronía Bar-Tapas, que desde hace cinco años tiene la concesión del servicio de bar en el patio de la fuente (1º planta). Un negocio de tapas elaboradas que pese a sus problemas de accesibilidad, ha conseguido hacerse a lo largo de estos cinco años con una clientela fiel en el 90% de los casos por Tripadvisor y el boca a boca, “porque nuestros clientes vienen aquí a buscarnos, no estamos de paso”, señala el gerente, Víctor Marín, que asegura que el Ayuntamiento en ningún momento le ha trasladado personalmente sus planes para este edificio.

El ‘superviviente’ del Zoco

Un edificio  cuyo uso, según lo previsto, será sacrificado  tal y como se le ha conocido hasta ahora en favor el futuro complejo del Museo del Flamenco. “No nos han dado ninguna información oficial; hemos solicitado la renovación de la concesión y tampoco nos han contestado”, señala el responsable, quien, en cualquier caso, reconoce que están buscando una nueva ubicación que reúna las condicionantes que necesitan (salón comedor más amplio, mejor accesibilidad). Lejos de lo que pueda parecer,  no cree que la reordenación de la Plaza Belén, más allá de la mejora de la imagen de la zona, le afecte. “No se ha apostado por el Zoco, llevamos cuatro años sin ascensor y estamos en la primera planta; he perdido clientela por culpa del Ayuntamiento, porque se me han echado mesas para atrás por no poder acceder ”, concluye.  

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