Se recordará por mucho tiempo esta corrida que marcaba la despedida de su plaza de Jerez de Fermín Bohórquez, que tendrá que cumplir otros contratos en la temporada. Bohórquez ha tenido una actuación completísima, con dos momentos cumbre e inolvidables, como fueron con los toros quinto y sexto, en una tarde emocionante y que se nos hizo corta.
Fermín Bohórquez no olvidará esta actuación suya, que ha sido de las más completas que le hemos visto. Salió con ganas, con deseos de triunfo, motivado y naturalmente buscando que el público se divirtiera y que él a la vez disfrutara. Pero antes de la salida del quinto hubo otro momento emotivo, cuando brindó su último toro en Jerez a su padre, que ocupaba una barrera y que al corresponder al brindis de su hijo sonaron las palmas por bulerías en honor de este gran rejoneador.
Con Rubia, una yegua perla, armó el alboroto, salió el toro de chiqueros embalado y fue cuando el galope y el temple pegaron el chispazo en los tendidos. Con elevadas colocó pares de banderillas y como telón de fondo un cantaor rasgó sus muletas flamencas en honor de Fermín. Se arrancó tres veces el toro desde el burladero hasta los medios, en un espectáculo bellísimo que propició el encuentro con el rejoneador que colocó pares muyreunidos en su sitio. Cuarteó y toreó como quisó. Brindó el toro a su mayoral Luis Salguero, cuajando una actuación con Picazo, un caballo tordo, que le ayudó a poner banderillas cortas y aún más, dos rosas en todo lo alto. Hubo un pinchazo y un rejón sin puntilla y el presidente sólo sacó un pañuelo y el disgusto fue manifiesto.
En los dos toros anteriores, primero y tercero de la tarde, se apagaron en el último tercio, pero Fermín se vació en rejones y banderillas, y a Secretario -el que abrió plaza- lo mató de un rejonazo y le dieron las dos orejas. El toro fue aplaudido. Con el tercero, esperó en chiqueros y galopó y templó con un lusitano con el que bordeó el toreo clásico y campero y como es natural fiel a su escuela. La voz flamenca de una mujer hizo que el rejoneador paralizara la lidia hasta terminar el cante. Fue un tercio de banderillas pleno, de poder a poder, donde sobresalieron las banderillas a dos manos espectaculares.
El otro momento cumbre lo protagonizó Hermoso de Mendoza, que ha estado en maestro durante toda su actuación. Los cambios de estribo, empujando con la culata y el toreo de costado, levantó a los tendidos. Con Dalí dibujó el toreo a caballo y la colocación perfecta de banderillas cortas. Fue un tute tan tremendo que el animal dobló, pero otra voz aflamencada marcó el epílogo de esa magistral actuación. Mató de rejón sin puntilla y paseó el rabo. En los dos primeros estuvo correcto, aunque los toros no le ayudaron.
Ficha técnica. Siete toros de Fermín Bohórquez, bien presentados, nobles y de buen juego en general, destacando el sexto al que se le dio la vuelta al ruedo.
Fermín Bohórquez, dos orejas, una oreja y oreja con petición de la segunda. Hermoso de Mendoza, oreja, silencio y dos orejas y rabo. En séptimo lugar, por colleras, Bohórquez y Mendoza, dos orejas. Tres cuartos de aforo, con más público en sol.
El toro por colleras fue brindado a los maestros Paco Ojeda, Rafael Peralta, Ángel Peralta y Álvaro Domecq, que salieron al ruedo.