Desde la prisión dejaron claro que esta protesta protagonizada por los internos de Botafuegos se llevó a cabo de manera pacífica, y que por tanto no se registró ningún incidente durante los días que se mantuvo en vigor.
No obstante, las fuentes consultadas reseñaron que los internos etarras continúan con la medida de no aceptar los viernes la comida y la cena ofrecida por la prisión, y estos días se mantienen con las reservas que tengan o bien con alimentos que consiguen con su propio dinero.
De igual modo, los familiares que acuden durante los fines de semana a tener los vis a vis con sus seres queridos siguen negándose, en la mayoría de los casos, a ser cacheados por los servicios de seguridad de la prisión, por lo que la dirección de la prisión se ve obligada a denegarles la visita. No obstante, fuentes penitenciarias comentaron que la negativa a ser cacheados no es una decisión unánime tomada por todos los familiares, y que por ejemplo este fin de semana al menos dos de las familias han podido reencontrarse en la cárcel algecireña.
Las medidas de protesta de los internos etarras forman parte de una campaña a nivel nacional en los centros penitenciarios, que según el plan establecido por el entorno de la banda implicaba la redacción de escritos reivindicativos a la dirección de las diversas prisiones en protesta por la política penitenciaria nacional y en demanda de que reagrupen a los presos y los acerquen al Pais Vasco.
En Botafuegos, las protestas se habrían limitado, en principio, a la negativa de los presos a bajar al patio, que concluyó, como se ha reseñado, el pasado sábado.
Separados
Como adelantó el pasado 8 de enero EL FARO INFORMACIÓN, los internos que pertenecen a la banda terrorista ETA llevan varios meses separados en grupos de a dos en los módulos del centro penitenciario de Botafuegos, rompiendo la tónica que se había dado anteriormente de que todos estuviesen integrados en el mismo módulo, salvo las mujeres.
Actualmente, la población reclusa que forma parte de bandas armadas se compone de 19 personas, 16 hombres y tres mujeres. Entre los que cuentan con un historial delictivo más importantes está José Miguel Gaztelu, que participó en el secuestro del funcionario José Antonio Ortega Lara durante 532 días. De la rama dura es también Inmaculada Noble Goicoetxea, ex novia del etarra José Ignacio De Juana Chaos.
