La sección octava de la Audiencia Provincial, con sede en Jerez, acogió este lunes la primera sesión de la vista del juicio contra Marian. C, de 56 años, el acusado de asesinar a martillazos a su esposa Eugenia, de 53 años y con problemas de movilidad. Según expone el Ministerio Fiscal en su escrito de acusación -no se ha personado acusación particular- lo hizo mientras dormía en su vivienda de la calle Justicia, en el barrio San Mateo, en septiembre de 2020. El juicio comenzó a media mañana, tras la constitución del jurado popular, con la declaración del acusado, que al ser de nacionalidad rumana, como la víctima, con quien estaba casada desde 1986 y tenía once hijos (todos mayores de edad), compareció con la ayuda de un traductor.
En su declaración ante el tribunal, protagonizó momentos de tensión, llegando a ponerse a gritar y a incorporarse, por lo que tuvo que ser llamado al orden público por los agentes de la Policía Nacional presentes en la sala.
Él mismo explicó después que su comportamiento se debía a un problema con el centro penitenciario en el que ingresó dos días después del crimen. Finalmente su abogada poco a poco acabó calmándolo y convenciéndolo para que contestara a las partes. No obstante, no quiso responder a las cuestiones sobre el día de los hechos, sino que limitó a contar cómo era su relación con la fallecida. “La quería mucho”, llegó a decir a la sala tras explicar que se vinieron a España “para curar a mi mujer”, y que Eugenia “estaba muy mal”, por sus problemas de salud. Una situación que, según su versión, le habría llevado en más de una ocasión a intentar quitarse la vida, tal y como hizo tras los hechos y ha vuelto a hacer en prisión.
El procesado insistió en que “estoy muy mal” y “muy solo” pero no quiso ahondar en el crimen.
Fue el Ministerio Público el que aportó más detalles de un suceso por el que solicita prisión permanente revisable y que el acusado, en prisión provisional, indemnice a cada uno de sus once hijos con 25.000 euros.
Para la fiscal, no hay ninguna duda de que el acusado “mató a su mujer porque estaba cansado de cuidarla” y de que cuando lo hizo no tenía sus facultades mentales alteradas. Actuó “queriéndolo hacer”.
La mujer, tal y como recoge el escrito de la Fiscalía, tenía limitaciones para moverse de forma autónoma al haber sufrido en 2008 un ictus que le dejó como secuelas. Además de esas secuelas, había sido intervenida quirúrgicamente en 2015, cuando llegó a Jerez, de una grave lesión cardíaca.
Como consecuencia, caminaba con dificultad y sólo podía hacerlo en trayectos muy cortos y con ayuda, desplazándose normalmente en silla de ruedas. Era en esa silla en la que iba con su marido a la puerta de las iglesias a pedir limosna, que también se dedicaba a recoger charra y a la mendicidad. También recibían ayuda económica de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Jerez.
Los hechos ocurrieron entre las 6.30 y las 7.00 horas del 10 de septiembre de 2020, recoge el escrito de la acusación pública, cuando la mujer se encontraba acostada en la cama de matrimonio, tumbada sobre su lado derecho y de cara a la pared. “Estaba dormida o semidormida”, concreta la acusación pública.
En esa situación “y con la clara intención de causarle la muerte a su mujer, el acusado se acercó a ella desde atrás con un martillo de obra de doble cabezal con el que propinó al menos seis golpes en la parte izquierda y posterior de la cabeza”. Fallecía a los pocos minutos debido a los golpes del martillo de obra (machota) que ayer mostraron en la sala.
Estaba “harto”
El informe forense, prosigue el escrito de Fiscalía, no descarta que fueran más de seis los martillazos dados por el encausado y detalla también que la víctima “no presentaba ninguna herida de defensa. Eso es consecuencia de no haber tenido la más mínima posibilidad ni de reaccionar ante el ataque”.
La defensa, por su parte, mantiene que lo ocurrido fue un “acto involuntario” debido a su estado de “enajenación mental” motivado por su situación económica y de “desesperación” que atravesaban.
En la sesión también declararon agentes del 091 que acudieron a la casa, quienes descartaron que el acusado, que les confesó los hechos (por gestos), estuviera en estado de shock. De hecho, les llegó a decir que lo hizo porque estaba “harto”.
La vista se reanuda este martes con nuevas pruebas testificales.