Antes de llegar a un acuerdo sobre la puesta en servicio del sistema tranviario será necesario terminar de subsanar las deficiencias y ponerlo a punto tras cuatro años parado
No se trata de ninguna broma irónica el título de este editorial, es simplemente, que ante los acontecimientos que parecen que se precipitan para el próximo mes de septiembre, cuando tendrá lugar la primera reunión entre Ayuntamiento y Junta de Andalucía después de mucho tiempo para abordar la explotación del sistema tranviario, es necesario refrescar la memoria de cómo concluyó la anterior etapa, antes de que el alcalde de Jaén, José Enrique Fernández de Moya, entregara las llaves del tranvía en Sevilla en un acto simbólico revestido de trascendental, pero, que sobre el papel no solucionó ningún problema. La realidad en aquel julio de 2013 era que las deficiencias apuntadas por Ferrocarriles de Cataluña y por la empresa 2it no fueron subsanadas en su totalidad por la Junta de Andalucía, que se sacudió el muerto una vez que el alcalde desechó la propuesta de los catalanes para poner el funcionamiento el tranvía. Tanto como que la obra sigue sin estar recepcionada técnicamente, aunque le pese a la administración autonómica. Mientras tanto, a las deficiencias existentes se le ha sumado el deterioro por los años sin actividad, lo que provocará que el primer acuerdo deba pasar por poner a punto una infraestructura que no fue bien rematada por las prisas electorales y el parón de las pruebas.