La campaña de aceituna de este año ha provocado que baje la tasa de parados en la provincia de Jaén hasta el 28 por ciento
Por si cabía alguna duda aún de cuál sigue siendo el motor de la economía jienense, los datos publicados ayer de la Encuesta de Población Activa la despeja totalmente. El año pasado a estas alturas Jaén superaba por primera vez en la democracia el 40 por ciento de tasa de paro. La falta de lluvia había provocado que la campaña de aceituna fuera prácticamente inapreciable y apenas se gereraron jornales en el campo. Ayer, los datos del primer trimestre del año dejaban la tasa de paro en el 28 por ciento, una cifra que refleja la histórica campaña de aceite que ha bendecido miles de hogares de la provincia y de la capital, que a pesar de basar su economía en el sector servicios se ha visto obligada a volver al campo para llevar un plato de comida a las mesas de sus maltrechos hogares. Sin embargo, estos buenos datos tienen un sabor agridulce, ya que son la antesala de una nueva EPA tendente a volver por sus fueros, que no son otros que el desempleo. No olvidemos tampoco que hay menos parados, pero porque muchos de nuestros jóvenes están poniendo rumbo a otros países como ya hicieran sus padres. Por todo ello, no estaría mal que además de mirar al cielo para asegurarnos una buena cosecha de aceituna, las administraciones se pusieran las pilas también y comenzaran a generar algo de obra pública; aquí sí que Jaén saldría ganando, ya que con que se pusiera en marcha un tercio de la obra que Junta de Andalucía y Gobierno de España tienen pendientes, se contendría el nuevo ascenso de la tasa de paro.