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Huelva

"Lo bonito que es salvar una vida"

El onubense José María Figueredo relata el proceso en primera persona de una donación de médula ósea

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  • José María Figueredo. -
  • Su donación va dirigida a una mujer española que padece leucemia
  • Cuatro días de inyecciones y donación sin sufrimiento

Donar médula es regalar vida. La maldita leucemia, cáncer de sangre, se lleva por delante la vida de muchas personas que necesitan solamente el trasplante de células madres, aquellas que puede dar cualquier persona con un pinchazo.

No me considero un héroe. Soy hijo del legado de Pablo

José María Figueredo López (Huelva, 1985) donó en la mañana de este lunes 25 de marzo y pocas horas después salió del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Un gesto solidario con el objetivo de salvarle la vida a una mujer española que padece leucemia. No se considera un héroe, sí un hijo más del legado de Pablo Ráez. Él relata en primera persona el proceso desde que uno se registra como candidato a donar hasta culminar la donación. Despeja esos mitos del dolor que uno sufre y del temor por efectos secundarios. El fin es normalizar un acto simbólico que ayuda a otras personas a seguir adelante.

“Me vacuné durante los cuatro días antes de la donación. Son días un poco molestos pero ya está. Esas vacunas hacen que las células que están en los huesos salgan al corriente sanguíneo. Es el método más utilizado y no necesita ingreso hospitalario”, relata a Viva Huelva Figueredo.

José María Figueredo.

Posteriormente, “el lunes a las 8.30 horas llegué al hospital y aquello es como una donación de sangre cualquiera. La sangre tuya va a una centrifugadora que separa las células y selecciona las que necesita el paciente. Estuve tres horas y me dieron el alta. Es el método de aféresis”, cuenta. Él se hizo donante tras descubrir el caso de Pablo Ráez, el joven malagueño. “No me considero un héroe. Soy hijo del legado de Pablo Ráez. Gracias a su lucha podrá salvarse una persona”, dice Figueredo, quien añade que “el método no es doloroso ni engorroso. Me registré hace dos años como donante. En diciembre me llamaron para confirmar, en febrero me hice unos análisis de compatibilidad y en marzo he donado. Estas ocho inyecciones han sido un peaje barato para salvar una vida”.

“Lo bonito que es salvar una vida por tan poco. A mi me gustaría que se normalizara la donación. Hay muchos mitos y puedo decir que es mentira que digan que es doloroso. Hay aún desconocimiento”.

El onubense Marcos Rosa nos dejó en verano por la leucemia. Cualquiera puede ser el siguiente en padecerla. La delgada línea de la vida o la muerte en un pinchazo.  

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