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Los alumnos comienzan a ver porno a los 8 años

La educación sexual y afectiva debería llegar a las aulas antes de que lo haga la pornografía, según psicólogos, pedagogos y sexólogos

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La educación sexual y afectiva debería llegar a las aulas antes de que lo haga la pornografía, es decir, antes de que los alumnos tengan ocho años, que es cuando se inician en el visionado de contenidos porno, según psicólogos, pedagogos y sexólogos consultados por Efe.

"La pornografía que consumen los niños a través de ordenadores, tabletas o móviles reproduce conductas machistas en las que se cosifica a la mujer", según ha advertido a Efe la sexóloga Núria Jorba, que aboga por que los menores accedan a estos contenidos cuando ya tengan educación sexual previa.



La Generalitat anunció hace unos días el programa ‘Coeduca’t’, que se implantará en 300 centros de Cataluña a partir de principios del año que viene y que propone incorporar la educación sexual y afectiva de forma multidisciplinar y transversal en las actividades educativas para formar a los alumnos en materia sexual.

Este programa, que tiene como objetivo prevenir la violencia machista, educar en género, interculturalidad y orientación sexual y normalizar la socialización de jóvenes transgénero en el ámbito educativo, se aplicará en todos los colegios de Cataluña durante el curso 2021-2022.

Tanto Núria Jorba como el psicólogo infantil y psicopedagogo Sergi Vilardell, y la psicóloga clínica y sexóloga del Instituto Madrid de Psicología Paula González, han coincidido en señalar a Efe la importancia de implicar a los padres en el proceso educativo de la sexualidad, pero han reconocido la dificultad de hacerlo de forma efectiva a edades tempranas porque estos temas no se abordan hasta la adolescencia.

"Es como si tu padre te dice 'nos vamos de fiesta' a los 16 años y nunca habéis ido a bailar juntos aún, sería raro", pone como ejemplo Jorba.

El programa de educación sexual que prepara la Generalitat se adaptará a las edades del alumnado, ya que, según González, "no es lo mismo lo que podrías explicar en la primaria que en la ESO".

Según González, en la etapa infantil se debe llevar a cabo una educación afectiva y no explícita en términos sexuales, con la intención de transmitir unos valores mediante canciones, juegos, cuentos y otras actividades lúdicas.

"El docente podría promover juegos en los que haya roles. Por ejemplo, que un niño diga algo que no quiere hacer y otro que se lo proponga para que le responda que no. Esto le ayudará a trabajar el consentimiento, la asertividad y los límites como un trabajo cotidiano", ha propuesto Vilardell.

En primaria, según Paula González, la educación debe seguir siendo principalmente afectiva, pero se ha de tratar mediante proyectos colectivos que incluyan el lenguaje y el uso responsable de las redes sociales.

"Enseñar los límites respecto a qué vídeo no mandar, cuál es el alcance de las redes y mostrar las consecuencias legales y emocionales del que difunde contenido inapropiado", recomienda González.

Según estos expertos, es en la etapa de secundaria cuando se tiene que abordar una educación sexual más explícita y tratarla mediante la reflexión ética, educación emocional, resolución de conflictos y el estudio de casos y temas como la violencia de género, el género, la orientación sexual y seguir incidiendo en el buen uso de las redes sociales.

Lo más importante es educar para que los adolescentes obtengan seguridad en este período, para evitar futuros problemas y abusos machistas, han coincidido González y Jorba, porque, dicen, "la violencia machista es la inseguridad del hombre".

Los tres expertos recuerdan que, según estudios recientes, el primer contacto con la pornografía se produce a los 8 años, cuando los menores no son conscientes aún de que "pornografía y realidad no tienen nada que ver", según Jorba.

"El problema es que se llega a creer que los hábitos, cuerpos y dinámicas que se muestran son las correctas; todo gusta, nunca se dice que no, todo son gemidos de placer y no siempre va así", ha puntualizado Núria Jorba.

Una encuesta de Survey Monkey en 2018, con una muestra de 1.000 jóvenes de entre 18 y 26 años, reveló que en España sólo un 30 % de ellos habían recibido una educación sexual y que 4 de cada 5 hombres y 3 de cada 5 mujeres reconocían haber aprendido del porno.

"La educación sexual es una asignatura pendiente en España sobre todo si se compara al resto de Europa", ha concluido González.

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