El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha insistido este martes en que la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein no realizó ningún trabajo para el Gobierno y ha garantizado que el Ejecutivo no cuenta con ninguna partida presupuestaria para pagos a intermediarios internacionales.
Durante el Pleno del Senado, Margallo ha tenido que responder a una pregunta del senador del PNV Iñaki Anasagasti sobre los trabajos que la noble alemana aseguró haber hecho para el Gobierno español y ha recordado que tanto la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, como el secretario general del PSOE y ex miembro del anterior Gobierno socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya han negado estas actividades.
Pero además, ha querido dejar claro que el Ministerio de Asuntos Exteriores no cuenta con ninguna partida en sus presupuestos para trabajos de intermediarios internacionales. Y en cuanto al uso de los gastos reservados, ha recordado su confidencialidad, pero ha garantizado que no hay "la menor referencia" relacionada con este asunto.
Para Anasagasti, estas palabras demuestran que la princesa Corinna es "muy mentirosa", ya que ha dicho creer al ministro antes que a la noble alemana, que aseguró en varias entrevistas concedidas en los últimos días a los medios de comunicación haber realizado varios trabajos para el Gobierno de España en sus labores de relaciones públicas.
En su pregunta, el senador del PNV se había referido a la princesa Corinna como intermediaria internacional que ejerce el cargo de "lobbysta" y "se jacta públicamente de ello", ante lo que Margallo ha defendido la actuación de los lobbys siempre que se haga debidamente.
LOBBYS, NECESARIOS PARA CUALQUIER DECISIÓN
Según ha recordado el ministro, se llama lobby a las actividades llevadas a cabo con el propósito de influir en el legislador para promover decisiones proclives a los intereses de un determinado sector y el problema con ellos es "distinguir lo bueno de lo malo".
Precisamente el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dentro de las medidas para combatir la corrupción que propuso durante el Debate del Estado de la Nación, incluyó la necesidad de regular parlamentariamente los 'lobbys' para clarificar cuáles pueden ser sus actividades y cuáles sus límites.
Este martes, Margallo ha defendido que escuchar a los lobbys es "necesario" para resolver cualquier asunto con conocimiento de causa y ha citado entre sus defensores al presidente de Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy o a Méjico para mejorar su imagen en el exterior. "El verdadero problema de los lobbys es la regulación", ha reconocido el ministro.