Voy a contarles una historia real que me sucedió hace ya casi veinte años. Por entonces conocía a un señor de unos setenta años que estuvo casi toda su vida trabajando en Holanda y regresó a España para disfrutar su jubilación en Cádiz capital. Unos amigos coleccionistas de sellos lo visitábamos periódicamente para que nos mostrase los lotes de álbumes y clasificadores llenos de sellos que traía de tierras holandesas cada vez que iba a visitar a sus hijos que vivían allí. Por lo general los sellos y sobres franqueados que nos mostraba los obtenía en las reventas de las importantes subastas que se celebraban en la ciudad de Ámsterdam y la mayoría de las veces nos los ofrecía a un relativo buen precio y adquiríamos parte de aquel material. Hasta aquí la historia no tiene nada de especial, hasta que un día nos contó algo que le estaba carcomiendo.
Mis amigos y yo mismo habíamos observado que de sus dos últimos viajes a Holanda había traído una cantidad de material muy superior a la normal y que además nos lo ofertó a precios sustancialmente inferiores a otras veces. Fue al preguntarle sobre el porqué cuando aquel señor nos dijo algo que nunca olvidaré y que luego tuve la desgracia de poder confirmar por diferentes fuentes. La cuestión era tan sencilla como que en las últimas subastas el número de lotes que salieron a la venta habían aumentado de manera considerable. Pero lógicamente aquello había sucedido por algún motivo y Rafael – que así se llamaba aquel señor – lo explicó:
“Se están muriendo todas las personas mayores que durante décadas estuvieron acumulando colecciones filatélicas y sus herederos las están vendiendo apresuradamente”. Aquellas palabras fueron directas pero detrás de ellas estaba lo que carcomía a Rafael. “Los están dejando morir” nos dijo con gran desolación “Incluso los están matando” exclamó.
Nos contó que en el último año vio irse a muchas personas, la mayoría mayores (muchos no tanto) y en todos los casos entraban en el hospital por algún motivo y luego fallecían sin más. Rafael comprendía que a ciertas edades se puede morir más fácilmente, pero tantas en tan corto tiempo le parecía raro. Tanto era así que cuando un par de años después enfermó de una grave enfermedad estando en Holanda, hizo todo lo posible para ser tratado en España, pero viendo que no podía alertó a sus familiares para que no permitiesen que lo dejaran morir en el hospital.
En Holanda la eutanasia se despenalizó en 1984, se reglamentó en 1993 y en el año 2000 se liberalizó al promulgarse la denominada Ley de la Terminación de la Vida a Petición Propia y del Auxilio al Suicidio. No olviden que la mayoría envejecerán. Fuerza y salud.
