Muchísima gente aprovecha la llegada de un nuevo año para plantearse retos. Pero al fin y a la postre esas personas saben que el año solo es uno de los muchos períodos de tiempo establecidos por la Humanidad a lo largo de su historia y tanto su fecha de inicio como su número varían entre diferentes culturas.
Fue nuestra cultura occidental de raíces judeo-cristianas la que difundió por todo el Mundo que los años se cuenten a partir de la fecha en que nació Jesucristo y finalizan el 31 de diciembre. Yo no voy a ser menos y también comenzaré 2021 planteándome varias cosas y para expresar una de ellas partiré de un par de reflexiones:
Primera: Hemos vivido un año 2020 ciertamente aborrecible, marcado sin duda por la maldita pandemia, una tragedia mundial para millones de personas que han perdido familiares y amigos. Aunque quienes gobiernan no quieran decirlo se habla de que en nuestro país pueden ser en torno a ochenta mil los fallecidos a consecuencia directa o indirecta de la COVID-19.
Además, las miles de empresas arruinadas y los cientos de miles (seguramente millones) de personas han perdido su trabajo o lo perderán en los próximos meses, está provocando una crisis económica de proporciones colosales. Para enfrentarse a esta enorme catástrofe los ciudadanos necesitan que se les den muchas explicaciones pero nadie lo hace y además necesitan atención pero no la reciben, sin embargo no parece que la sociedad esté reaccionando.
Segunda: Comprendo que muchos ciudadanos simplemente aguanten en su día a día y me solidarizo con lo que eso implica para ellos y sus familias. Me esfuerzo por entender a los muchos ciudadanos que callan para no perder su precaria situación sustentada por paupérrimos subsidios y a los que tienen miedo a no recibir lo que les han prometido, pero ni entiendo ni estaré junto a quienes viendo la situación se ponen de lado y a veces incluso apoyan a la cochambre dirigente que debería estar gestionando la situación pero solo parece preocuparse por sus intereses.
Desde luego jamás comprenderé a quienes teniendo su estatus asegurado (por el motivo que sea) callan para no ser mal vistos o para mantener su imagen de progre de pacotilla y sobre todo aborrezco de todos los que viviendo al amparo del despilfarro de los políticos aplauden su mala gestión hasta con las orejas y les ayudan a engañar al resto de la sociedad.
Hasta ahora hemos estado en una democracia y por ello debo acatar lo que ha votado la mayoría de los ciudadanos y aunque muchos de ellos actúen como hooligans de la política yo los respeto como personas, pero también es cierto que en ninguna parte pone que deba respetar necesariamente sus opiniones.
Por este motivo uno de mis propósitos para el año 2021 es poner todo mi empeño en continuar denunciando los disparates que están sucediendo. Fuerza y salud.