Mens sana in corpore sano

Publicado: 02/10/2020
Verán, yo entiendo que en ocasiones es difícil discernir entre la vida privada y la profesional, incluso entre lo privado y lo público
Esta cita latina se remonta a plena época del Imperio Romano, allá por el siglo II. Y claro, tanto tiempo ha pasado desde entonces que lo hemos ido amoldando a nuestro interés y lo hemos reducido a un “mente sana en cuerpo sano”. Puede que la nueva acepción tenga sentido, es más, me atrevería a afirmar que así es, más esta cita tenía otro significado en su origen.  

Juvenal, su autor, nos recomendaba mantener un cuerpo equilibrado, mediante el equilibrio del espíritu a través de la oración... no del ejercicio. Puede que nos estemos olvidando a orar tal y como nuestros padres, en su mayoría, nos enseñaron.

Yo prefiero pensar que hemos cambiado el modo de hacerlo, motivados por el referente al que nos dirigimos, un referente más cercano, que nos permite mantener un contacto más de tú a tú.

Pero también hay quien se ha olvidado por completo. Y va cambiando las costumbres a su propio antojo, ya se sabe: “hecha la ley, hecha la trampa” ¡Sí que tenía razón el señor Campoamor! Vale que cada vez con más frecuencia los entornos laborales se adaptan a estas nuevas tendencias de reforzar el rendimiento mediante la realización personal. Ya son de sobra conocidas las grandes firmas que incorporan a sus entornos espacios en los que alternar esparcimiento particular y trabajo.

Y se preguntarán ustedes a qué viene esto que les largo… verán, yo entiendo que en ocasiones es difícil discernir entre la vida privada y la profesional, incluso entre lo privado y lo público.

Entiendo que el ritmo que te confiere la actividad política y más en ciertos cargos públicos, puede ponerte en circunstancias en las que recurras a medios no propios del momento.

No se preocupen, que ya voy. Verán, entiendo que nuestro alcalde, por el ritmo que la alcaldía le exige, en ocasiones tenga que usar el vehículo oficial al que es tan aficionado para dirigirse a actividades particulares -incluso a jugar al pádel-, pero de ahí a que se haga sin ningún tipo de tapujos y que se excuse con un simple “me viene bien, para tener las pilas cargadas al día siguiente” … mire, no. Las pilas son privadas y el coche oficial, público.

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