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El Ayuntamiento envía al Ministerio de Defensa una tasación y el informe medioambiental de los Polvorines de San Cristóbal

El Consistorio tiene prevista una batería de actuaciones por valor de 545.000 euros y que se irá faseando.

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  • La Sierra de San Cristóbal cuenta con preciosas cuevas cantera. -

El alcalde de El Puerto de Santa María, Alfonso Candón, informa de las negociaciones que se siguen sucediendo entre el Ayuntamiento y el Ministerio de Defensa para hacer posible la reversión de los Polvorines de la Sierra de San Cristóbal a la ciudad de El Puerto. Así, destaca que en Madrid ya se encuentra una tasación inicial de los terrenos y un informe medioambiental preliminar previo a la enajenación y paso a titularidad municipal de los terrenos ocupados por las antiguas instalaciones militares en la Sierra de San Cristóbal.

El primer edil destaca que “se trata de unas negociaciones que están siendo bastante duras”, puesto que el precio fijado en un principio por el Ministerio de Defensa para revertir los terrenos a El Puerto es de 1.220.000 euros, una cantidad que el Consistorio está intentando disminuir al 50%, “puesto que no solo hay que hacer frente a la reversión, sino a una serie de inversiones para poder ponerlo en uso”, explica Candón. Por tanto, la intención es tener que hacer frente a poco más de 500.000 euros, ya que el Consistorio tendrá que poner en marcha un proyecto de adecuación de estos terrenos, y que se ha transmitido en las distintas reuniones que se han mantenido al respecto.

En el informe remitido a Defensa se especifican las medidas propuestas por el Ayuntamiento para los terrenos citados. Así, se trata de la demolición y desescombro de instalaciones y edificaciones en estado de ruina; cierre y afianzamiento de las edificaciones que pueda ser objeto de nuevo usos; instalación de un nuevo cerramiento perimetral; retirada de restos de alambradas de espino; limpieza de puntos de vertidos incontrolados; retirada y tratamiento de residuos dispersos; arreglo y adecuación para nuevos usos de caminos interiores existentes; arreglo, reposición y mantenimiento ordinario de los cerramientos de las cuevas; instalación y mantenimiento de señalización de seguridad; implantación y mantenimiento de señalización de seguridad; implantación de nuevos servicios de vigilancia y control de acceso (coste anual); redacción de proyectos y ejecución de trabajos de regeneración del suelo y su cubierta vegetal; planificación y puesta en marcha necesarias de trabajos de mejora y conservación forestal (primer año); medidas de conservación y gestión de fauna amenazada y diagnosis del estado de conservación y estabilidad de las distintas galerías. En total se prevé una inversión de 545.000 euros.

De hecho, en los Presupuestos Municipales de 2015 está prevista una partida que asciende a 150.000 euros para hacer frente a la primera anualidad de la reversión, que supondría el pago de 50.000 euros a Defensa por la titularidad y 100.000 euros que servirían para, una vez terminadas las negociaciones, comenzar a actuar de manera inmediata en el terreno.

Las negociaciones, insiste el alcalde, se alargarán a los próximos meses, confiando en obtener una respuesta totalmente positiva, solicitando el Ayuntamiento que se fraccione el pago que se establezca por los Polvorines de la Sierra de San Cristóbal al Ministerio de Defensa “para que podamos obtener así facilidades de pago debido la situación que atravesamos las administraciones públicas y para no afectar al Plan de Ajustes Municipal”. Así, en principio el Consistorio contará con diez años para esta actuación. No será hasta que pasen las fechas navideñas cuando se puedan retomar las conversaciones en este sentido y ver si hay acuerdo con el precio a pagar y esta actuación pueda continuar su cauce.

El alcalde quiere aclarar a la ciudadanía que, en su día, el Ayuntamiento recibió una compensación por los terrenos, por tanto ahora hay que recuperarlos volviendo a hacer una inversión “para que podamos decidir qué uso queremos dar a este espacio”, destaca Candón, “ya que entendemos que puede ser un uso patrimonial, turístico o cultural, el que consideremos más adecuado, pero está claro que debemos tener claro que contamos con un espacio indiscutiblemente rico y que no podemos perder la oportunidad e ir adecuándolo para nuestro uso y disfrute”.

El primer edil resalta el estado actual de los terrenos, consideración incluida en el informe remitido a Defensa. En cuanto al estado actual del recinto de los antiguos polvorines, cabe señalar que pese a la presencia de servicios de vigilancia, estos parecen insuficientes a la vista del progresivo deterioro de las diversas instalaciones y edificaciones debido a los continuos expolios y actos vandálicos y a la inexistencia de labores de mantenimiento, que incluso han llevado a la desaparición del cerramiento perimetral.
La propia configuración del terreno y su vegetación forestal vienen a agravar los efectos de un inexistente cerramiento y de unos reducidos servicios de vigilancia en relación a la extensión y características físicas de la finca.

En relación a tales deficiencias, se tiene constancia de hechos como un vertido de cadáveres de grandes animales, además de otros puntos de vertidos incontrolados de residuos o la presencia de personas presuntamente no autorizadas en el interior de las cuevas que realizan y exponen en la red grabaciones o imágenes de las mismas. Pese a la disposición de grandes piedras o bloques de hormigón en determinados puntos del perímetro, el acceso de vehículos de cuatro y, sobre todo, dos ruedas, se hace factible desde muchos otros puntos. Al peligro intrínseco que conlleva la intrusión de personas de manera incontrolada, se une el riesgo de incendio de una vegetación de carácter forestal, con un elevado grado de cobertura arbórea y arbustiva en algunas zonas.
Tanto la falta de trabajos de conservación forestal y de adopción de medidas contra incendios, como la existencia de edificaciones y materiales residuales que son objeto continuado de expolio y vandalismo, ponen en peligro los valores naturales, paisajísticos y culturales que la ordenación territorial y la legislación ambiental han venido a proteger en sus determinaciones normativas. Esta situación actual descrita obliga a la adopción y ejecución de medidas a corto plazo para no seguir gravando la conservación o los costes de restauración de un espacio con notables valores y recursos ambientales y culturales. De ahí que se haya puesto en marcha la lista de medidas propuestas ya expuesta.

En otro orden de cosas, también se hace saber en el informe al Ministerio de Defensa que, ante el posible cambio de titularidad de los terrenos, se hace necesaria, por parte de quien ostentó la titularidad de este espacio, la descontaminación y desmilitarización y eliminación de los riesgos asociados a la antigua actividad. Por otro lado, dado que Defensa quiere mantener ciertas instalaciones allí presentes, como sistemas de transmisiones o casetas de transformación, así como servidumbres de paso a dichos espacios, el Ayuntamiento considera que se debe tratar de establecer un sistema de contraprestación o compensación finalista a la administración local, destinada a la mejor conservación y uso del espacio, que puedan materializarse en compromisos de inversión para la mejora, adecuación y mantenimiento de caminos interiores y accesos o en sistemas sostenibles de iluminación del recinto o de las propias cuevas visitables.

Antecedentes

Los antiguos Polvorines de la Sierra quedaron desafectados de su uso militar en mayo de 2005, pasando a ser gestionados por el Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de Defensa, organismo autónomo de la Administración del Estado que se ocupa de la enajenación de los suelos desafectados de la Defensa Nacional. La superficie ocupada por las instalaciones militares es de aproximadamente 719.500 metros cuadrados, de los que 1.150,90 siguen siendo de interés para la Defensa por albergar sistemas de comunicaciones. Por tanto la superficie enajenable es de 718.384,10 metros cuadrados.

El marco geográfico del que se habla se encuadra en un área geográfica denominada Sierra de San Cristóbal, un enclave territorial a caballo entre El Puerto y Jerez, de tradicional relevancia, no solo a escala local sino comarcal. Su singularidad geográfica, el aprovechamiento histórico de sus recursos y la densidad de usos y servidumbres que ha soportado a lo largo del tiempo la han convertido en un área de indudable valor pero de compleja gestión.
A pesar de las variadas y sucesivas afecciones sufridas merced de la actividad humana, este enclave aún posee significativos valores ambientales y culturales necesitados de una protección efectiva y de una adecuada puesta en valor. Sobre un substrato de gran interés geológico y un acuífero que aún abastece a parte de la ciudad portuense se asienta una importante diversidad natural inmersa en un territorio profundamente antropizados. Retamares y masas de pinos bien conservados, zonas de reductos de antiguos bosques de ribera o escarpes y cuevas resultantes de antiguas actividades extractivas son algunas de las unidades ambientales presentes y que albergan poblaciones faunísticas de interés. Sin olvidar el referente paisajístico que sus elevaciones representan en el territorio de la Bahía de Cádiz.

Recordar que del lado de los valores culturales, la Sierra se caracteriza por ser depositaria de numerosas huellas del paso del hombre en estas tierras en el devenir de la historia. Así, en un espacio relativamente no muy extenso se disponen una serie de elementos de alto valor arqueológico, histórico y etnológico como los yacimientos de Doña Blanca, Las Cumbres, Las Lomas y La Dehesa, las Cuevas Canteras, el Cortijo de las Beatillas, los Pozos Concejiles y el Acueducto de la Piedad, la Torre de Doña Blanca o el Toro de Osborne.
Sin embargo, la presencia y actividad humana han provocado evidentes transformaciones que se continúan en la actualidad. La multiplicidad de usos e infraestructuras asentadas en la Sierra y su entorno han acarreado variadas e importantes afecciones ambientales. Desde usos agrícolas, extensivos e intensivos, hasta las ocupaciones residenciales, con diferentes grados de legalidad, pasando por actividades industriales, extractivas, turístico-recreativas, servidumbres militares y otras infraestructuras de abastecimiento y comunicación.

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