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Tomar fuerza para la cuesta de enero

Con la reanudación de la competición a la vuelta de la esquina y con el doble compromiso en Valdelagrana ante Antoniano y Pozoblanco.

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Como cada año por estrenar, las nuevas intenciones y los ilusionados deseos se llenan en la búsqueda de paliar todo lo negativo y dejarlo en el baúl de los recuerdos, al objeto de voltear lo menos bueno. Con el fin del ejercicio anual, el Racing Portuense intenta pasar página para dejar atrás todo lo negativo y centrarse en un año que promete ser intenso, tanto en el plano deportivo como en lo administrativo.

El equipo racinguista, paradójicamente, acabó el año tal y como empezó la temporada: con dos derrotas consecutivas y con ciertos aires dudosos. De hecho, iguala su peor registro liguero después de haber ostentado hasta once jornadas imbatido y haberse convertido en el equipo menos goleado del Grupo X.
 

Con la vuelta a la competición tras las fiestas navideñas, el José del Cuvillo acoge una doble cita liguera con los enfrentamientos ante el Antoniano, que servirá para poner el punto y final a la primera vuelta, y el Pozoblanco.

Con ambos partidos se comienza un año en el que intentará iniciarlo con buen pie y con mejores resultados. Precisamente, como local fue donde se enroscó, más si cabe, la victoria: dos de nueve.

Sin gasolina
Después de 18 jornadas disputadas, la línea mantenida por los racinguistas en el presente campeonato ha sido desigual. Cinco victorias, ocho empates y cinco derrotas. Luces y sombras han marcado una irregular marcha, certificando partidos con un juego completo para a renglón seguido, realizar encuentros poco vistosos y atascados.

Con un comienzo dubitativo e irregular, desde el primer instante la zona defensiva se mostró como la más fuerte y consistente del equipo. Veteranía, orden y sobriedad se mostró como la línea más completa y segura de todas ellas. Eso le valió para amarrar encuentros atascados, acabando en siete ocasiones con el portal de Ismael a cero.

Tampoco esconde que desde que encajara el gol en el Pérez Ureba de Conil (11 de noviembre), han recibido, al menos, un gol por partido. Destacar que en siete jornadas ha encajado once goles, por los cuatro que le hicieron en las primeras once semanas de Liga.

Factores hay varios que argumentan la marcha dispar con la que ha ido discurriendo los cuatro meses ligueros. Desde la dificultad de marcar, de hecho, cada vez que el rival anotó sólo pudo vencer en una ocasión (Recreativo B), en el resto o empató o perdió.

O las lagunas, y no será por apuestas, en la zona de creación, que sigue sin encontrar un patrón fijo a seguir. Alternancias y modificaciones, tanto en disposición tácticas como de hombres, no han dado, aún, la respuesta esperada en un once variable e imprevisible. Sin contar las inoportunas lesiones.
 

La apuesta por la veteranía (la última de Beato) y juventud encontraron, a medias, con la pócima mágica en la búsqueda del equilibrio. En una zona templada y cómoda, el nuevo año debe encontrar la regularidad necesaria.

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