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Me queda la palabra

El Foro Plural y la Alcaldesa de Torrelodones

Torrelodones a nivel municipal es ejemplo de gestión comparable con lo que significa el caso de Islandia a nivel mundial.

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Decir que no existe interés en la cultura en Rota sería faltar a la verdad. Es un tema recurrente que la preocupación por la misma de las distintas corporaciones municipales que se van sucediendo, es una afirmación que por evidente no precisa de más discusión. Si bien sería conveniente centrarnos en qué entendemos por cultura, pues la acepción del término de tan amplia resulta imprecisa y lógicamente interpretable. Aquí, la interpretación que se le otorga, no por ello ha de ser errónea, está íntimamente ligada a las costumbres y a un concepto muy tradicional. Por esta razón no me atrevería a decir que no haya oferta suficiente, si las fiestas de Semana Santa, el Carnaval,   Navidad, la Feria, las Fiestas Patronales, las Fiestas Turísticas y las manifestaciones artísticas relacionadas con ellas, y poco más,  abarcan la práctica totalidad de la oferta municipal en este ámbito.
Lo que ocurre es que no toda la ciudadanía esté satisfecha con el resultado final, pues aquí se echa mucho en falta otras tantas actividades que nos parecen fundamentales en lo que necesita el ambiente cultural del pueblo, sin que esto suponga ningún desprecio por el concepto antes expuesto que parece ser del agrado de un amplio sector de la población roteña. A veces ocurre que, cuando la carencia de algo que significa tanto para nuestro desarrollo personal y social, es la misma sociedad que lo demanda quien se encarga de dotarse de aquello que no se le da. En este sentido ya expuse algo similar respecto de las actividades que, fuera del circuito oficial, sirvieron para dotar a Rota de una fantástica oferta cultural durante este último verano, que hizo las delicias de quienes nos sentimos apetentes de estas actividades no amparadas en el programa municipal.
En el mismo sentido se ha de encuadrar la prolífica y muy acertada actuación que el Foro Plural está desarrollando. Gracias a este colectivo hemos tenido el placer de disfrutar de conferencias muy interesantes (personalmente sólo he podido acudir a las de Luis García Montero, María Rocío Piñeiro y Elena Biurrun, pero sí he tenido cumplidas referencias del resto). Todo este esfuerzo está rindiendo unos resultados inequívocamente muy satisfactorios para las personas que hemos disfrutado de las charlas. Y supongo que este reconocimiento ha de servir para agradecer el trabajo a los impulsores de esta iniciativa, que ha venido a cubrir un espacio que en nuestra villa estaba completamente abandonado.


Dicho esto, muy poco para los méritos contraídos, es mi intención entrar a analizar distintos pormenores de la última de las exposiciones que nos permitió conocer la experiencia municipal de Vecinos por Torrelodones, que ha llevado a la alcaldía de esta localidad madrileña, con una población similar en número a la nuestra, a un equipo muy diferente de lo acostumbrado en este mundillo. Tuvimos la suerte de que doña Elena Biurrun, al frente de este proyecto, como Alcaldesa, acompañada del 2º Teniente de Alcaldesa con muchas concejalías a su cargo, pudieran hacer una breve semblanza de esa nueva manera de concebir la política municipal, que está siendo el espejo donde todas aquellas personas que aún creemos que se puede hacer otra política nos miramos esperanzados. Torrelodones a nivel municipal es ejemplo de gestión comparable con lo que significa el caso de Islandia a nivel mundial.
Sería excesivamente largo señalar cada uno de los logros que este Ayuntamiento está ofreciendo a sus ciudadanos y sus ciudadanas, aunque quizá más interesantes que éstos, que lo son y mucho, son las actitudes de sus munícipes. Esa apuesta decidida por la transparencia, por la lucha contra la corrupción y el despilfarro, por el acercamiento de la política al pueblo abriendo los cauces lógicos a la participación, por conseguir que la gestión municipal no sea onerosa a sus paisanos y por mostrar con claridad meridiana que la misión de una persona con responsabilidad política, es el servicio a la ciudadanía, lo mismo que la conciencia plena de que el patrimonio municipal no es de los gobernantes, sino que es de toda la comunidad y la obligación de quien está al frente es defenderlo y ponerlo al servicio de los conciudadanos. Tampoco se puede pasar por alto las continuas diferencias que se iban desgranando entre la manera de hacer política de esta formación en Torrelodones y la que sufrimos en Rota. Sin duda, aunque quizá solo sirva para eso, a quienes disfrutamos de esta charla, nos sirvió de catarsis.
Para concluir, aunque suelo ser defensor a ultranza de los medios de comunicación de esta villa, he de confesar que me dolió su ausencia. Un acontecimiento como éste merecía un seguimiento  por parte de todos. Lamentándolo por la importancia de la noticia, me quedará la amarga sensación de que ellos se lo han perdido.

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