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No saben, no contestan

La plantilla quiso saber de primera mano todo lo publicado por este medio y como no podía ser de otra manera, no se pudo desmentir.

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  • Se sigue a la espera de la recepción y la valoración del informe concursal. -

Siete días después del comunicado oficial y como única respuesta simple a todo lo expuesto por este periódico referente al informe concursal, el Racing Club Portuense aún no se ha pronunciado. Ni confirma ni desmiente la noticia. La callada por respuesta. Eso sí, veladamente, avisó a navegantes que hacer una mala interpretación de dicho dossier, y bajo advertencias, pudiera  obligar a tomar acciones legales.

Nada nuevo en la intención de matar y amenazar al mensajero que suscribe un informe demoledor, y que lejos de aclarar y salir a palestra a desmontarlo para certificar una realidad bien distinta, el silencio inunda una situación cuanto menos comprometida y oscura para el presente y el futuro más inmediato.
 

Y mientras las voces autorizadas guardan silencio como queriendo mirar hacia otro lado y avivando el desasosiego entre los aficionados, los movimientos a la hora de encontrar soluciones debieran haber comenzado en la búsqueda de hallar una vía esperanzadora. Toda vez para dar con una salida positiva a una realidad que, guste o no, es espinosa como pocas.

Las alternativas a seguir, al igual que el tiempo que se agota, se van reduciendo como las escasas opciones para intentar reconducir la situación de una manera satisfactoria.

Por un lado, y de las que más se insiste en el entorno más influyente, pasaría por un acercamiento con el máximo deudor de todos y cuantos se reconocen en la deuda final, Manuel Lores expresidente racinguista.

Con 1.350.000 euros es el que pudiera tener la llave para abrir un halo de esperanza. Otra de las opciones, y no descartada, pasaría por la negociación de la concesión administrativa de los terrenos que en la actualidad se asienta sobre el estadio José del Cuvillo y alrededores.

Ya se intentó obteniendo la negativa por respuesta. Los 31 años que aún restan de concesión de los 50 que en la década de los 90 se suscribió, sigue siendo en el fondo la que tenga en su mano el revertir o no la realidad.

De hecho, todas y cada una de las supuestas inversiones han pasado por procurar reutilizar de una manera multidisciplinar una zona, que por su situación y expansión, ya se pretendió desarrollar en la década de los 90 y ahora 20 años más tarde, la joya de la corona se vuelve más envenenada y crucial que nunca.

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