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Una apariencia sin Expo en la Navegación

Guillermo Vázquez Consuegra dirige su adaptación ?a la realidad actual?

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  • El pabellón -
Fue uno de los pabellones más visitados de la Exposición Universal de 1992, llegándose a formar colas de más de seis horas durante el evento. En los próximos meses, sin embargo, la visita al Pabellón de la Navegación será muy distinta a la de hace ya casi 20 años. La consejera de Hacienda y Administración Pública, Carmen Martínez Aguayo, visitó ayer la nueva apariencia del pabellón, que ha sido ampliamente remodelado por el mismo arquitecto que lo creó con motivo del histórico acontecimiento, Guillermo Vázquez Consuegra.

“Nuestro reto ha sido adaptar un edificio pensado para contener una muestra de carácter efímero a la realidad actual, lo que ha requerido ordenar espacios”, ha explicado el arquitecto, encargado de un proyecto que, según sus primeras previsiones, iba estar inaugurado a principios de 2009.

En total, la Junta, a través de la Empresa Pública de Gestión de Activos (Agesa), ha invertido 11 millones de euros en la remodelación del edificio, que albergará una exposición permanente en la parte superior dedicada a la navegación atlántica, una mediateca y una superficie de 2.800 metros cuadrados destinada a exposiciones temporales, congresos y eventos. “La muestra estará abierta a inicios de diciembre, y será un espacio que añadirá valor a la oferta cultural de Sevilla”, comentó Aguayo.

Las principal actuación, según Consuegra, ha consistido en eliminar cuanto de construyó para la Expo porque “así recuperamos el espacio original del edificio, como si fuera uno nuevo, aunque la estructura básica sí que se mantiene”. Otra novedad es la creación de un nuevo acceso principal, con una rampa que da al Guadalquivir y conecta con la Torre Schindler, así como con los tres restaurantes con los que contará el espacio.

No obstante, de momento y tras más de dos años de retraso, el pabellón se encuentra vacío, a la espera de que se realicen los últimos retoques de la reforma. Un rediseño que permitirá mantener vivo un pabellón histórico para la ciudad, pero que ha acabado con parte del legado arquitectónico que nos dejó en 1992.

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