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Sebas, el zorro "botones" de un hotel de Vilalba

Se ha ganado la simpatía de los trabajadores y los clientes del Hotel Spa Attica21 Vilalba, hasta el punto de convertirse en su particular "botones"

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  • Sebas, el zorro "botones" de un hotel de Lugo. -

Sebas es un poco travieso, pero tiene buen carácter y se ha ganado la simpatía de los trabajadores y los clientes del Hotel Spa Attica21 Vilalba, hasta el punto de convertirse en su particular "botones".

Este negocio está ubicado en la parroquia de Santabaia, en el mencionado municipio lucense, muy cerca de la conocida Charca do Alligal, famosa por las propiedades medicinales de sus aguas.

Hace más o menos un año que el animal frecuenta ese establecimiento hotelero.

Le gusta como lo tratan y, poco a poco, ha ido perdiendo la vergüenza. Antes sólo se acercaba por la puerta de atrás, pero al final se ha soltado y ahora también interacciona con los clientes en la entrada principal.

Sebas es “un zorro que ya lleva una temporada rondando por el hotel”, explica a EFE el director del Spa Attica21 de Vilalba, Alberto Paz. Ha encontrado en el entorno de este establecimiento un lugar agradable para pasar sus horas. Se presenta normalmente cuando hay eventos, para buscar comida.

“Nosotros organizamos muchos eventos, sobre todo bodas. Ahora ya sabe que cuando hay barullo, hay comida. Se aproxima por la zona trasera del hotel, buscando a quien le ofrezca víveres. Y alguien debe de darle comida, porque sigue viniendo”, remarca Alberto Paz.

En todo caso, hace honor a la inteligencia que se le presupone a los de su especie. Recursos tiene de sobra. “Cuando no encuentra comida”, prosigue el director del hotel, “rebusca en las papeleras” para dar con algún bocado que le haga más llevadero el día.

“Lo ven los clientes” en plena faena, y se acostumbran rápidamente a su presencia amable.

“A veces se lleva alguna sandalia que los peregrinos dejan en la terraza de la habitación y luego aparece diez metros más para allá. Es un poco travieso”, cuenta Alberto Paz entre sonrisas.

Con el tiempo, ha sabido Sebas sacudirse su timidez y su desparpajo ha llegado a tal punto que casi se gana un empleo remunerado. “Un día estuvo toda la mañana en la entrada principal”, como “despidiendo a los clientes”, subraya Paz.

“Nos hizo gracia. Era como el botones del hotel”, bromea el director del establecimiento.

Así es Sebas, que, por cierto, debe su nombre “a la segunda metre” de este negocio en el que es famoso. 

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