El tiempo en: El Puerto

Málaga

"Las sociedades se han vuelto más individualistas, vamos, cada vez más, a lo nuestro"

David Jiménez nos habla de su último libro de ficción, Días salvajes, pero tambi´wn nos deja su punto de vista sobre temas claves de la actualidad

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
  • David Jiménez. -
  • Es una novela que le va a llegar a la gente al corazón y que les va a hacer plantearse su relación con los demás
  • Es más difícil plantearse las cosas y dudar, cuestionar incluso a los tuyos, a los que piensan como tú y a los que dicen que te representan
  • Yo creo uno de los grandes problemas que tiene España es la falta de espíritu crítico en la educación. Y eso crea mentes muy seguidistas

David Jiménez es periodista y escritor. Y escribe bien, como demuestra en su nueva y última novela Días salvajes, un relato que tiene la realidad como inspiración y cuya historia se cuela muy adentro. Con él hablamos en Viva Málaga tanto de su libro, como de aquella época de la década del 2.000 y los daños de la crisis económica, pero también de la actualidad política.  

Hablamos de las Dos Españas como si fueran Dos Españas ideológicas, derecha e izquierda, pero hay Dos Españas también en cuanto el privilegio, Dos España económicas

¿La realidad supera siempre a la ficción?

Sí, la verdad yo creo que inspirarse en la realidad, en un mundo además tan disparatado como el que vivimos, tienes material de sobra, mejor incluso que algo que te puedas inventar.

Parece que al final para la gente tiene más interés la vida real, aunque sea a través de la ficción.

Creo que a mí me costaría mucho, por 30 años que llevo de periodista, escribir algo que fuera completamente alejado de la realidad

Un libro que habla del coraje de vivir, ¿hace falta cada vez más?

Cada vez hace falta más coraje y más determinación para salir adelante, y también, para tolerar las desigualdades, las injusticias, bueno, el ver que muchas veces (no sé si esto en el periódico se puede poner), que los hijos de puta ganen casi siempre. Creo que en mis libros si hay mucho de esa resistencia al sistema, a la injusticia y un poco el plantear a los lectores que se hagan pregunta sobre si funciona como debería este sistema.

Parece que nos están enseñando a no cuestionarnos las cosas…

Eso parte desde la escuela, yo creo uno de los grandes problemas que tiene España es la falta de espíritu crítico en la educación. Y eso crea mentes muy seguidistas, que se creen fácilmente las cosas que le dicen políticos e incluso medios de comunicación. Es más fácil manipular a una mente que no se plantea nada desde el punto de vista del espíritu crítico y yo creo que vivimos en un país muy ‘hooligan’ en el sentido de que nos ponemos una camiseta y defendemos n bando y ya, ignoramos cualquier hecho o información que pueda contradecir lo que ya pensamos. No queremos planteárnoslo porque es verdad que es más difícil plantearse las cosas y dudar, cuestionar incluso a los tuyos, a los que piensan como tú y a los que dicen que te representan.     

En muchos casos paree que se busca en los medios doctrina, no información.

Sí, y yo creo que estamos en un momento donde hay muy poca tolerancia hacia el que piensa diferente a nosotros. Nos hemos, digamos, que la tregua que España se dio en la transición, y esas dos Españas encontraron una manera, por lo menos de dialogar; eso, ha desparecido, y ahora volvemos a ver casi como un enemigo al que piensa diferente, Es, yo creo algo peligroso.

Su novela esté enmarcada en unos años que acabaron siendo peligrosos, habla de una época brillante, donde todo se vendía, todo el mundo se endeudaba, hablamos de finales de 2007, y de pronto, llegó un porrazo, unos polvos que han traído los actuales lodos.

He situado el libro en aquella España de la euforia previa a la crisis, donde todo era un disparate y entrabas en un banco y te daban   un crédito para la casa, el coche y el viaje al Caribe y todo el mundo se endeudaba y los políticos decían que éramos una potencia mundial y todos nos creímos que lo éramos y que la fiesta nunca iba a terminar, y de repente, llega la caída de Lehman Brothers, 2008,2009, empiezan a torcerse las cosas, aún así nos dicen: “No, esto pasará rápido”, pero se convirtió en una crisis durísima y creo que seguimos pagando las consecuencias de esa resaca porque, en la novela, se ven reflejadas la élite de Madrid, con esa burbuja en la que vive, y yo creo que una España también más humilde, que vive en barrios obreros, y digamos que esos dos mundo, colisionan, cuando el heredero de una familia de banqueros provoca un accidente kamikaze y me apetecía reflejar esas dos Españas porque creo que la brecha entre ellas, ha aumentado desde entonces. Y que, cada vez, hay menos contacto entre diferentes capas de la sociedad en España.

El problema de las fiestas es que después hay que limpiar y quién limpia.

El problema fue que los que provocaron el crash de aquella fiesta fueron los que salieron mejor parados y los que o tuvieron nada que ver con la fiesta fueron los que pagaron la factura, creo que de esa injusticia viene también parte del resentimiento que uno respira hoy en la calle.

Después de este libro no sé si va a poder entrar en un banco a pedir un crédito o una hipoteca…

Los bancos cuando escribí el director ya, que contaba alguna cosa también de los bancos y del mundo de la empresa también en España, ya creo que me pusieron en la lista negra, pero bueno, los bancos si pueden conseguir una rentabilidad te dan el crédito, no te preocupes, ellos ya no se distinguen por tener muchos sentimientos.

Habla de ese Madrid de élite, pero también en la novela no solo es ese el escenario, sino que hay contrastes.

Sí, además me gusta esa idea del contraste porque muchas veces hablamos de las dos españas como si fueran dos españas ideológicas, derecha e izquierda, pero hay dos españas también en cuanto el privilegio, en cuanto al punto de partida del que salen para tener o no tener éxito, y dos Españas también económicas, dos Españas sociales que se entienden cada vez peor. Yo creo que en la novela, los lectores entienden, o yo quiero explicar también de donde vienen esas dos Españas y porqué esa incomunicación entre ellas  he encontrado esos personajes, esas familias tan diferentes que vienen de mundos completamente opuestos para retratarlas dentro de una tragedia que los pone al límite en cuanto a las encrucijadas y dilemas morales que tienen que afrontar. 

Hay dilemas morales, amistad, deseo, venganza… todo muy humano.

Sí, es que desde el poder a la traición, la amistad, el amor, al final, ¿qué mueve el mundo? El mundo lo mueven básicamente el dinero y probablemente, lo único que contrarresta el dinero es el amor, y en este caso, el amor por ejemplo a los hijos. Hay una banquera que se enfrenta a tener que decidir si, después de que su hijo provoca dos muertes en un accidente kamikaze con su Aston Martin ahí, ¿dejo que pague las consecuencias de lo que ha hecho o como instinto maternal lo protejo y utilizo todos los contactos que tengo, el poder y la influencia, para que no pague el precio de esa tragedia? Y por otra parte tienes esa familia humilde, que son víctimas de ese chaval y que también tienen que enfrentarse al dilema de si me han robado lo que más quería y la justicia no repara ni siquiera un poco de ese daño que me han hecho, hasta qué punto está justificado que yo me tome la justicia por mi mano y ahí está el concepto de venganza que yo creo que a todos se nos ocurre, incluso en nuestra vida pequeña a alguien que consideramos que nos ha hecho daño, nos planteamos, por lo menos en el mundo de la imaginación, la venganza está ahí, lo que pasa es que  casi siempre se queda en una fantasía, pero si te llevan hasta el límite, si lo que te han quitado es realmente algo tan importante cómo un hijo, ¿no estaríamos dispuestos a dar ese paso? Yo quiero que los lectores al leer Días salvajes se lo planteen, ¿qué harían ellos en esas situaciones?

Depende un poco de que te coja en caliente o en frío, como se suele decir.

La venganza muchas veces es verdad que es una reacción digamos visceral, provocada, pero luego, hay una venganza, bueno es frase tan manida de que se sirve fría, lo que pasa es que hay una parte del libro donde la psicóloga de duelo que trata a este padre que ha perdido a su hija, que es que aunque consumaras la venganza, el dolor no iba a desaparecer porque no te van a devolver a tu hija, entonces, son muchas las contradicciones que tiene que enfrentar alguien que ha sufrido un golpe tan duro como la pérdida de una hija.

¿Tenemos siempre lo que nos merecemos?

Desde luego tenemos los políticos que nos merecemos; a mí, esa idea de estar todo el día quejándonos de los políticos como si los hubieran elegido en Noruega… no ¿eh? Que los hemos votado nosotros. Yo sí creo que las sociedades tienen básicamente lo que se merecen, lo que pasa es que dentro de la sociedad hay gente que no ha hecho nada por merecer la situación que vive y que el sistema, digamos que lo aplasta, o limita sus posibilidades, entonces, ¿por qué permitimos como sociedad muchas cosas que vemos que son tan injustas sin mover un dedo? Yo, una cosa que detecto, comparado con otras épocas, es la apatía ante la injusticia, como nos tragamos cualquier cosa con  una docilidad que yo creo que lo único que provoca es más impunidad y que los que están en el poder digan: “Si no hay reacción vamos a poder seguir haciendo lo que nos dé la gana sin ningún problema”. Entonces, creo que hace falta y sobre todo, necesitamos que la gente joven tenga determinación de cambiar las cosas, que no acepten el status quo, y en el caso de los jóvenes, con todos los problemas que hay de vivienda, de educación, de tantas cosas, que no se conformen y que no lo acepten simplemente porque ha estado ahí mucho tiempo de esa manera.

Es como si aquilatáramos la idea de que no me importa si este no paga si yo luego no voy a pagar.

Bueno, las sociedades se han vuelto más individualistas, vamos, cada vez más, a lo nuestro y creo que en el mundo virtual en que vivimos de redes sociales, de inmediatez, de estar todo el día pegados a una pantalla, estamos perdiendo también capacidad de ponernos en la piel de oros y de empatía; si lo pensamos, antes de la guerra Iraq de 2003, seis millones de españoles salieron a la calle a protestar; por las guerras de Ucrania y Gaza, quien está en la calle. ¿Qué nos ha pasado para que seis millones de personas salieran a la calle antes incluso de que hubiera el primer bombardeo, y ahora veamos todos los días en las pantallas la muerte de inocentes y no reaccionemos? Hay que, no sé cómo, pero recuperar un poco la humanización y la empatía.

Entonces, aquello de que de la pandemia saldríamos mejores…

Eso yo, cuando lo oía, sabía perfectamente que no iba a ocurrir, que volveríamos a hacer todas las cosas que hacíamos antes, pero multiplicadas por 10, y es lo mismo que en la novela, todos los excesos que cometimos en los años 2.000 donde está situada, puedes leerla y pensar que está pasando hoy, porque son los mismos disparates, la misma fiesta, es como si hubiéramos dicho “bueno, aquella salió mal, vamos a repetirla a ver si esta sale mejor”, pero no va a salir mejor. 

Pero, vemos debates en el Congreso o el Senado y no ve cordura, y la cordura tiene que venir también de arriba abajo.

Pero esto me hace insistir un poco en la idea de ¿esos políticos quién los puso ahí? Y, ¿somos mejores los ciudadanos que nuestros políticos o somos un reflejo? No quiere decir que todos sean como ellos, pero sí que es verdad que los políticos se aprovechan de esto. Y luego, la realidad es que los mejores en nuestra sociedad jamás entrarían en política. Se ha convertido en tal fango que cualquier persona decente sale corriendo antes de entrar en política, entonces el concepto de servicio público hacia el ciudadano está desapareciendo, y lo que nos encontramos cada vez más es el político profesional que lo que quiere es ocupar un cargo ya ferrarse a ese cargo con todas sus fuerzas el resto de sus vidas, y bloquear cualquier entrada de talento que quiera cambiar las cosas, porque si hay cambio, entonces, su puesto está amenazado. España es de todas formas un país que tiene terror al cambio.

Nos va la marcha, como se suele decir…

Nos cuesta mucho cambiar, muchas veces justificamos en la tradición y en la historia y tal el mantener cosas que podíamos haber cambiado, pero desde luego, no tenemos por qué aceptar como algo invariable una clase política del nivel que tenemos ahora.   

Para acabar, dígale a los lectores por qué no deben perderse Días salvajes.

Lo que más me está llegando de los lectores es que se han emocionado leyendo Días Salvajes, y muchos han llorado, aunque esa no fuera mi intención, creo que Días Salvajes es una novela que le va a llegar a la gente al corazón y que, quienes la lean, tengo la esperanza de que, eso que hablábamos de la falta de empatía actual, creo que les va a hacer plantearse su relación con los demás; y también, les va a enfrentar a los miedos, a las pasiones, a los sentimientos de los personajes que aparecen en el libro, y una cosa que yo creo que es fundamental, les va a hacer pensar, porque les va a enfrentar a dilemas morales difíciles pero que, en un instante, un accidente podría hacer que nuestra vida cambie y nos tengamos que enfrentar a ese tipo de encrucijadas.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN