La borrasca denominada Bernard, que embistió implacable en las últimas horas, ha dejado una huella indeleble en el idílico paseo marítimo de La Puntilla. El emblemático paisaje, con la majestuosa pérgola que solía definirlo, ha quedado convertido en escombros, con las columnas que antaño la sostenían postradas en el suelo. Solo se erige en pie una fracción central que un día fue una fuente.
La pérgola del Aculadero era un símbolo icónico del paseo marítimo. La Policía Local ha acordonado los escombros, a modo de señalización, para evitar cualquier riesgo a los transeúntes hasta su que las autoridades de costas, responsables, retiren los escombros de dicha zona.