El pueblo andaluz hablará en las urnas el próximo 19 de junio, pero ya ha alzado su voz sobre las tablas del Gran Teatro Falla de Cádiz con sonados suspensos a nuestras administraciones públicas, cargos institucionales y dirigentes de todos los colores políticos. Los más repetidos fueron contra el gobierno de la Junta de Andalucía por las deficiencias en la atención sanitaria pública con un grito de guerra que nos dejó la chirigota Los Caradura de Cai en la Final del Concurso Oficial de Agrupaciones del pasado viernes: “¡Qué lenta la sanidad!”.
Al Gobierno central y a la Junta andaluza sopapos morrocotudos, casi al alimón, por las promesas incumplidas y sus peleítas constantes enmarcadas en una estrategia de confrontación permanente de la que abomina la ciudadanía. Al Ministerio del Interior gran zarandeo por la tanqueta que autorizó para intentar neutralizar en las calles las protestas laborales de la huelga del metal en la Bahía de Cádiz: “No soy un delincuente, sino un obrero, un padre de familia en defensa de su sueldo”.
Vox y su ínclita candidata Macarena Olona también han tenido no uno ni dos, sino varios platos de sopas por su discutidísimo empadronamiento. “Macarena, tú no eres andaluza. Tú eres una intrusa. Tú no sientes el 4 de diciembre como lo siento yo, ni recuerdas a Caparrós”, le espetó la comparsa Los Quinquis de Vera Luque que, en una actuación previa, cuestionó que obreros y jornaleros en paro terminen votando a esta formación de ultraderecha. Tras el repasito a Olona, el público del Falla se puso en pie y cantó espontáneamente el himno de Andalucía en un ejercicio identitario de catarsis colectiva.
La corrupción cosechó merecidos suspensos, como el caso de las millonarias comisiones por la venta de mascarillas en la ciudad de Madrid, a cuyo alcalde Martínez Almeida salpican de lleno en este episodio tan esperpéntico, como vergonzoso.
El alcalde de Cádiz no escapó de la inmisericorde crítica de las míticas comparsas de Martínez Ares -este año Los Sumisos-: “Eres una gran mentira, sin proyectos y sin vida, tirado, gordo de poder y prepotencia”
Y, para terminar una lista extensísima de suspensos, el zurriagazo mayúsculo que recibió el Emérito, también de la pluma de Ares: “Juan Carlos, soberano de la juerga, cruel millonario, te fuiste y nos dejaste condenados, bribón con guayabera, Juan Carlos, Rey de los ladrones”.