La planificación de Monchi, la competitividad de Emery y los grandes logros de las dos últimas temporadas han llevado al sevillismo a una especia de euforia que en los últimos días hacían pensar que este equipo podía dar guerra incluso a los todopoderosos Barça y Madrid, pero el fiasco del pasado domingo frente al que es el tercer mejor equipo de España, el Atlético de Madrid, ha vuelto a llevar a la más profunda reflexión a una afición acostumbrada a salir derrotada cuando enfrente se posiciona algún grande de la Liga.


Y no es una casualidad que el Sevilla de Emery no sepa hincarle el diente a los equipos más fuertes de la competición, como son Barcelona, Madrid, Atlético y Valencia, porque así lo refrendan los números.

Guarismos que dictan que de los 27 encuentros en los que los sevillistas, con Unai en el banquillo, han disputado algún encuentro oficial ante los citados equipos 18 se contaron por derrotas, acumulando por ende 6 empates y solamente 3 triunfos. Sumándole a tan nefastos registros los 69 goles encajados por los 35 anotados. Es la suma, o mejor dicho, la resta de un conjunto que con Emery al frente apenas es capaz de competirle a los mejores.


De manera más concreta, vemos que el baremo particular con cada uno de estos cuatro equipos resume la situación expuesta. Así, frente al Barça se cosechó un empate y hasta cinco derrotas, la última la de este verano en Tiblisi. Contra el Madrid sí logró un triunfo en casa pero sumado ello a otras cinco derrotas.

Frente al último rival liguero, el Atlético, mismas derrotas y tres empates. Y ante el Valencia, el rival más benévolo, tres derrotas, dos empates y dos triunfos, uno de ellos el que posibilitó jugar la final europea en Turín. Por lo tanto, no es para nada tarea fácil conseguir un puesto Champions, al meno si continúa así.