La margarita en el asunto de la renovación de Beñat Etxebarría por el Betis empieza a deshojarse y a mostrar las intenciones que están tomando parte en una negociación que todo el mundo daba por hecha con una reunión y un par de apretón de manos, pero que el devenir de los acontecimientos está demostrando que la realidad es más enrevesada de lo que se preveía en un principio.


La incertidumbre y el nerviosismo de la afición bética ya se palpa en el aire después de una semana de cruces de declaraciones que derivan de una situación que se ha complicado con el paso de los días.


Si el pasado miércoles era el agente del centrocampista verdiblanco quien en estas páginas dejaba entrever que ni mucho menos estaba cerrada la operación para firmar un nuevo contrato que mejorara los emolumentos que hasta ahora percibe Beñat y que le ligara al club  de Heliópolis al menos durante uno o dos años más; en esta ocasión ha sido el administrador judicial del Betis, José Antonio Bosch Valero, quien tomaba la palabra en el día de ayer en unas suculentas manifestaciones a Onda Cero en las que no descartaba una posible venta en el mercado invernal si las negociaciones para la renovación del mediocentro bético no llegaran a fructificar: “No descartamos la posibilidad de que se pueda ir en el mercado de invierno, las negociaciones para la renovación son fluidas, pero hasta ahora no se ha avanzado porque las posiciones son diferentes. Somos conscientes de que Beñat puede cobrar en otros equipos más que en el Betis", afirmaba el dirigente verdiblanco.


Y en mitad de toda esta historia, el protagonista principal de la misma, Beñat, sigue concentrado con la selección española un poco al margen de lo que sucede en el seno de las oficinas del Benito Villarín, aunque su pretensión (y así lo ha hecho saber públicamente en cada declaración) sigue siendo la de continuar vistiendo la camiseta de las trece barras. Las partes, condenadas a entenderse. El final la esta película, incierto.